Tras permanecer tres años en la congeladora, el pasado jueves 6 de marzo el Congreso del Estado de Veracruz aprobó con 36 votos a favor, cero en contra y cero abstenciones la Ley Vicaria. De este modo, se podrá castigar a la persona que ejerza violencia contra la mujer usando a los hijos como arma para controlar, herir, violentar a la madre, causándole daños psicoemocionales tanto a ella como a los menores.

La violencia vicaria es una de las formas más crueles por medio de las cuales ex parejas o incluso parejas sentimentales intentan lastimar física o emocionalmente a una mujer, a tal grado que puede terminar en un feminicidio.

Veracruz ocupa el quinto lugar a nivel nacional en casos de violencia vicaria. No hace mucho se viralizó el caso de Mafer Turrent, encarcelada injustamente por pelear la custodia de sus hijos.

Tras la aprobación de esta ley en ese estado los agresores deberán pagar penas que van de los 2 a los 6 años de prisión. Por décadas, la violencia vicaria fue minimizada, impidiendo el acceso a la justicia, pues los mismos ministerios públicos se negaban a levantar un acta cuando la mujer quería denunciar, argumentando que “no había problema” si algún pequeño o pequeña estaba con su padre.

Hoy se tiene la obligación de atender en forma inmediata cualquier denuncia, más si la mujer ha sido afectada física y/o emocionalmente a través de un daño “dirigido contra familiares o personas adultas mayores que compartan un vínculo filial o consanguíneo, utilizando o instrumentalizando a sus hijas o hijos, o a través de un animal doméstico o de compañía”, se puede leer en la nueva legislación.

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Las leyes en nuestro país deben priorizar el interés superior tanto de las madres como de las infancias, a la vez de proteger su bienestar físico y emocional. Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es momento oportuno para revisar, corregir y mejorar aquellos vacíos legales que han obstaculizado la correcta aplicación de la justicia, que tanto daño nos ha causado.