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La decisión del gobierno de los Estados Unidos de suspender la importación de aguacates provenientes de Michoacán debido a que dos de sus inspectores fueron retenidos y golpeados por comuneros del poblado de Aranza, podría causar grandes daños a la economía de esa entidad federativa, ya que este fruto es de los más vendidos en el mercado estadounidense y muchas familias dependen de estás exportaciones. Por otro lado, el cultivo extensivo de este producto también ha provocado daños ambientales, como deforestación de bosques en esa región del país.

El gobierno de Joe Biden, a través del Departamento de Agricultura, (USDA, por sus siglas en inglés), notificó la noche del pasado viernes 14 de junio a la Asociación de Exportadores de Aguacate en México, que suspendería todas las operaciones en Michoacán, lo que fue una terrible noticia por las implicaciones económicas y sociales que tiene está decisión.

El pasado sábado 22 de junio el gobernador michoacano informó que ya se habían reanudado las inspecciones de aguacate y mango en la región por parte de empleados del Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal (APHIS) del Departamento de Agricultura de Estados Unidos y con ello los embarques para la venta al exterior de estos productos agrícolas.

Las exportaciones del “oro verde” como es conocido el aguacate, son de gran importancia para la economía nacional y en especial para el estado de Michoacán; pero el cultivo de este producto agrícola y la comercialización también tiene implicaciones sociales, afectación al medio ambiente y está lejos del consumidor mexicano de bajos ingresos por su elevado precio, cuestiones que debe ser atendida por las autoridades lo más pronto posible.

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Michoacán es una de las entidades federativas más violentas del país y el crimen organizado quiere controlar la producción y comercialización del fruto además de tener que lidiar con los productores de otros estados que quieren hacer pasar su producto agrícola como si tuviera su origen en la región michoacana y así poder exportar al mercado norteamericano.

Hasta julio de 2022, la entidad federativa purépecha era el único estado de México que podía exportar aguacate a Estados Unidos. Ya a partir de ese momento, la USDA le permitió a los aguacateros de Jalisco poder vender su producto en aquel país.

Entre los productos agrícolas y agroindustriales de México, el aguacate ocupa el tercer puesto en exportaciones, siendo superado tan sólo por el tequila y la cerveza. El “oro verde” de los productores mexicanos son líder en producción y exportación a nivel mundial con mil 68 millones de toneladas anuales, con los estados de Michoacán y Jalisco como principales exportadores.

De acuerdo con algunos estudios publicados, el país azteca produce más aguacate que cualquier otra nación del mundo, siendo el estado de Michoacán el mayor productor, de esa entidad salen 8 de cada 10 aguacates de México y 5 de cada 10 aguacates de la producción mundial.

Según datos del gobernador michoacano Alfredo Ramírez el estado “recibe por concepto de remesas 4 mil millones de dólares al año y por exportación de aguacate 3 mil 100 millones de dólares”; lo que habla de la gran importancia de este fruto para la economía de la entidad federativa.

Hace 27 años los consumidores estadounidenses no tenían acceso al aguacate mexicano; el gobierno de los Estados Unidos mantuvo la prohibición de las importaciones de ese fruto durante 87 años, ya que las consideraba un riesgo para la agricultura. En 1997 se confirmó que Michoacán estaba libre de los efectos del gusano taladrador, y comenzó la exportación masiva del aguacate. Las exportaciones se beneficiaron en gran medida del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN); en 2005 el aguacate mexicano ya estaba en todos los supermercados de los Estados Unidos, país que constituye el mercado más importante del planeta en cuanto el consumo de esa fruta. La demanda por el aguacate país de las barras y las estrellas se ha duplicado en tan solo diez años. “Avocados from Mexico” (Aguacates de México) fue la primera marca del sector agrícola que pagó un anuncio en televisión en la Super Bowl.

A pesar de esta creación masiva de valor y éxito, la producción extensiva de aguacate conlleva unos costos y perjuicios ambientales sustanciales e irrecuperables. La enorme y desproporcionada demanda de esta fruta está generando un efecto sobre el cambio climático. Se han destruido paisajes forestales con una diversa vida silvestre para producir aguacate, y muchas otras tierras se han quemado intencionadamente para permitir una recalificación de tierras en favor de la agricultura comercial en lugar de los bosques, si se perdían a raíz del incendio.

Normalmente se cortan arbustos y árboles viejos para que los aguacates reciban más luz solar, lo que contribuye a la deforestación y, en consecuencia, al calentamiento global y al cambio climático. Actualmente la zona de producción de Michoacán ha experimentado un aumento de las temperaturas y de los aguaceros impredecibles. Los estudios del Campus Morelia de la UNAM detectaron una nueva tendencia en el estado al aumento de la sequía y las temperaturas, con una intensidad menor de las estaciones frías, necesarias para mantener el equilibrio ambiental, además de una ampliación de las estaciones cálidas extremas, con un aumento de las cifras irregulares de lluvias y ciclones más intensos. Finalmente, la pérdida de cubierta forestal y otros cambios climáticos implican un descenso de la tasa de llegada de la mariposa monarca a Michoacán.

Diariamente se utilizan en promedio 9,500 millones de litros de agua para producir aguacates el equivalente a 3,800 piscinas olímpicas, lo que exige una extracción masiva del vital líquido de los acuíferos de Michoacán. La excesiva extracción de agua de estos acuíferos está teniendo consecuencias imprevistas, como que se están produciendo pequeños terremotos.

Una hectárea de aguacate con 156 árboles consume 1.6 veces más que un bosque con 677 árboles por hectárea. Dado que sus raíces son bastante horizontales, cuando se riegan los aguacateros, el flujo a través de la infiltración preferente es menor, lo que dificulta que el agua se filtre al subsuelo; 14 veces menos en comparación con el pino.

Benjamín Revuelta Vaquero, reconocido investigador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), una de las principales instituciones educativas del país, alertó que el cultivo del aguacate en Michoacán no cuenta con una regulación adecuada, lo que ya ha derivado en inicio de una grave crisis ambiental.

El también profesor universitario explicó que Michoacán enfrenta una grave realidad en la que, entre el 80% y 90% de las hectáreas de aguacate, se encuentran en condiciones de ilegalidad. Es decir, sin cumplir normas ambientales como el permiso de cambio de uso de suelo para la actividad aguacatera.

El aguacate es un gran alimento, rico en vitamina E cargado de grasa vegetal saludable; debido a su cremosidad era conocida como la mantequilla de los pobres, ya que era un producto de bajo costo, pero los tiempos han cambiado y el fruto ha alcanzado un alto precio en el mercado mexicano y está lejos del alcance de las familias de menores ingresos.

En las últimas dos semanas el precio del kilogramo del “oro verde” se ha mantenido por arriba de los 100 pesos en tiendas y mercados de la Ciudad de México.

El costo se ubica entre los 110 y 120 pesos. En tanto que en supermercados aguacate se ubica entre los 82 y 89 pesos el kilogramo.

Productores de aguacate han explicado que el precio del producto se elevó debido a la falta de lluvias, pues a principios de la actual temporada de cosecha se presentó una ola de calor que afectó la producción.

Si bien es cierto que el llamado “oro verde” es un gran negocio y de este producto agrícola muchas familias obtienen ingresos, por otro lado el cultivo masivo de este fruto esta afectando el medio ambiente michoacano, provocando deforestación, que las sequias sean más intensas y ha despertado la ambición del crimen organizado por controlar esa zona.