En colaboración con Fernando de Buen
Unidos por un espíritu de colaboración, esta semana seremos dos plumas que se juntan para compartir reflexiones sobre nuestra visión del país. Nosotros, sin estar adscritos formalmente a ningún partido, coincidimos en situarnos próximos a la ideología de izquierda y como empresarios en la productividad y satisfacción que ofrece el mundo de los negocios.
Estamos a menos de 100 días de una jornada que será decisiva para el futuro de México. En medio de una batalla ideológica sin precedente, donde se definirá el rumbo que seguirá nuestra nación, las opciones son un México abierto y democrático, con un adecuado balance de poderes, instituciones y de respeto al Estado de derecho, o la continuidad de un proyecto regresivo que concentra las decisiones en el presidente de la república, replicando el modelo de las últimas siete décadas del siglo XX.
Nosotros nos inclinamos por un México donde prevalezcan la democracia, la separación de poderes y un irrestricto apego a la ley. Vivimos la lucha por el rescate de la normalidad democrática y la alternancia del poder; por ello, desde nuestra trinchera nos esforzamos por convencer o invitar a la reflexión a aquellos que simpatizan con la idea de un poder centralizado. Reconocemos que es difícil cambiar la opinión de quien ve en Andrés Manuel López Obrador, a una figura casi mesiánica, pero creemos en el potencial de la juventud para inclinar la balanza. A ellos dedicamos esta colaboración,
Lo que se fue
Iniciativas
Desde que llegó al poder en 2018, Andrés Manuel López Obrador ha sido responsable de la cancelación de múltiples proyectos, programas e iniciativas, ya sea por omisión, incumplimiento o errores de ejecución, o bajo el argumento de dos de sus banderas de campaña, el combate a la corrupción y la austeridad republicana. La lista es larga, pero nos esforzaremos por ofrecer un resumen crítico y objetivo de estas acciones.
Entre 2018 y 2022, es decir en sus primeros cuatro años de gobierno, según datos del Sistema de Información Legislativa de la Secretaría de Gobernación, el presidente presentó 60 iniciativas, de las cuales se aprobaron 42, un 70% del total.
Entre las iniciativas que el Congreso rechazó destacan la que modifica a la Ley de la Industria Eléctrica y el proyecto de reforma constitucional que atentaba contra la independencia del INE.
Al siguiente día de que fuera rechazada, el ejecutivo envió un nuevo paquete denominado “Plan B”, de reformas secundarias igualmente encaminadas a restar atribuciones a la institución encargada de organizar y vigilar las elecciones. Las intentonas de AMLO han despertado un interesante y sano fenómeno, una creciente movilización social que reaccionó para manifestarse ordenadamente en defensa del organismo.
Otra de las propuestas del presidente fue la desaparición del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, INAI, que se encarga de hacer pública la información de los actos del gobierno a quien la solicite. De lograr su cometido en las próximas semanas, la difusión de las labores de las autoridades quedará sujeta a su propio arbitrio.
Programas
En 2018 existían 150 programas federales. Al arribar al gobierno, AMLO eliminó 18 y creó 14, quedando 146 programas vigentes.
De los 150 programas que estaban originalmente, 93 eran considerados como “exitosos” por Coneval, entre ellos programas sociales que contribuían efectivamente a reducir la pobreza, mejorar la calidad de vida o el acceso a derechos básicos de la población en situación vulnerable, con el recorte de AMLO, quedaron 81 de ellos y el resto fueron cancelados para dar prioridad a la política de la 4T de repartir dinero en efectivo para incrementar el gasto de los más pobres. Uno de los programas cancelados que provocaron mayor molestia entre la población, fue el de las estancias infantiles que brindaban apoyo a un importante número de madres trabajadoras.
Políticas públicas
Sin lugar a duda, el sector salud fue duramente golpeado en este sexenio. Las decisiones que tomó el gobierno fueron un rotundo fracaso y el sistema tardará años en recuperarse.
Primero, cancelaron el Seguro Popular, un programa que funcionaba bien, sin más justificación que la narrativa del presidente; lo sustituyeron por el INSABI, un instituto ineficiente, sin planeación y caro, que acabó por desaparecer. El desmantelamiento del sistema de compra y distribución de medicamentos, el terrible manejo de la crisis por la pandemia de Covid, que resultó en cientos de miles de muertes que se pudieron evitar, la escasez de medicinas, equipos y tratamientos, en particular para los niños con cáncer, afectó gravemente a la población y luego, para intentar cubrir las fallas, ocurrencias como crear una Megafarmacia, otra de las pésimas decisiones que han costado vidas.
Ahorros, fondos y fideicomisos
De los casi 280 mil millones del Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP) en diciembre de 2018 —dinero que ahorraron los gobiernos neoliberales—, de acuerdo con la ASF, el actual tomó casi 254 mil millones para cubrir los gastos previstos en los presupuestos de egresos, léase las obras faraónicas del presidente. Al cierre de 2022, el remanente era de apenas poco más de 25 mil millones.
Un total de 109 fondos y fideicomisos fueron cancelados por el gobierno, lo que le permitió redireccionar un monto superior a los 135 mil millones de pesos a la Secretaría de Hacienda, sin importar las graves afectaciones que provocó. A modo de ejemplo, con la supresión de los fideicomisos del entonces Conacyt, o del Fondo de Desastres Naturales —Fonden—, ha disminuido en forma muy importante el apoyo a la cultura y la investigación, a la vez que dejaron de existir los montos que se destinarían al apoyo a poblaciones afectadas por desastres naturales.
Como ya mencionamos, la lista es larga, sin embargo al hacer este breve recuento, no podemos soslayar que aún ante los fallos evidentes, quienes nos mantenemos críticos, nos enfrentamos a la paradoja de cómo confrontar la persecución y la popularidad de un líder que, a pesar de todo, sigue manteniendo un fuerte apoyo, gracias a su narrativa.
Pero la realidad es muy diferente al paraíso de los “otros datos” del discurso de Andrés; si bien, vale reconocer que algunas de las políticas que ha impulsado funcionan, no podemos hacer de lado nuestra responsabilidad de ofrecer una crítica constructiva que invite a la reflexión, principalmente ahora, cuando se aproxima la elección del proyecto que regirá nuestro futuro.
X: @diaz_manuel