Hoy, en el transcurso del día, los encargados de gestionar el ejercicio de elección de los aspirantes de Morena, que buscan la candidatura presidencial, anunciarán quién será el coordinador o la coordinadora de los comités para la defensa del voto. Se trata, no hay duda de ello, de un hecho histórico por la relevancia del movimiento que encabeza el presidente López Obrador. De hecho, soy de los que aseguran que Morena ganará el proceso electoral si, durante el lapso de hoy, se garantiza la unidad. De eso depende mucho lograr fortalecer el ejercicio, pues contribuir a llegar con esa fuerza es de vital importancia para refrendar lo que aconteció en 2018.
Quizá las formas sí importan mucho. Recordemos que, durante más de dos años, el ejercicio vivió una cancha dispareja en todos los escenarios. Eso generó un clima de incertidumbre y, de paso, mucha desconfianza que, hasta el día de ayer, todavía se notaba en la perspectiva de algunas corcholatas. Pese a eso, todos los aspirantes cerraron filas con el presidente López Obrador y, en medio de esa decisiva determinación, hoy conoceremos al heredero del lopezobradorismo. Dado lo que representa, hoy inicia una nueva etapa en la transición política de México.
Después de esto, tendrá que venir un proceso de cicatrización que, en el mejor de los casos, será una negociación por los espacios de primer nivel. Si bien el o la elegida, tendrá un poder superior, no creemos que el presidente le vaya a dejar todas las decisiones a quien gane las encuestas. Muchos lo interpretan así, pues el bastón del mando, dicen, es la prueba más contundente para coordinar todos los trabajos. Lo que pienso es que, para que el proceso tenga unidad, habrá que tener un equilibrio. O sea, todos deben salir ganando pese a perder la encuesta.
El mismo presidente, en un cónclave, puso sobre la mesa los espacios para quienes no sean favorecidos por las encuestas. Está, por ejemplo, la coordinación de los senadores de Morena para la próxima legislatura; asimismo la de la Cámara de Diputados que, en ese orden, tendrán la libertad de elegir. Es probable que, de igual forma, se haya abordado el tema de la Ciudad de México, sin embargo, de eso dependerá el resultado final que se pronuncie hoy. Si es Claudia, por ejemplo, no tendría mano en CMDX y, las posibilidades para Omar Harfuch y Clara Brugada, son prácticamente nulas. En cambio, si es Adán o Marcelo, las condiciones serían distintas, y la carrera daría un giro.
Para Ricardo Monreal, en cambio, todas las condiciones están dadas para ser, no hay duda, el próximo candidato de Morena en la Ciudad de México. No sé hasta qué punto se abordó ese tema con el presidente, sin embargo, es un hecho que salió en la reunión privada que ambos sostuvieron. Es, claro está, como la oportunidad que se le negó en 2018, por los efectos tan “extraños” que suele tener una encuesta interna de Morena. En ese sentido, el apoyo del presidente Obrador me parece cantado para el zacatecano, que, pese haber sido víctima de la guerra sucia, se disciplinó en torno al llamado del mandatario federal y, de paso, llamó a la unidad.
Por ello, no veo otro escenario para Ricardo Monreal, más qué la capital del país. Él mismo ha dicho en entrevistas que, para el siguiente proceso, no aceptará una invitación para sumarse al gabinete. Y, si hablamos de ventajas a favor de Monreal en la gran urbe, cuenta con una gran presencia territorial y, con ello, una plataforma sólida de competencia. Además, las encuestas lo colocan como el perfil con mayor conocimiento entre la opinión pública.
Finalmente, hoy será un día que marcará un precedente importante, aunque, también, será el comienzo de un jaloneo interno por las demás posiciones que se juegan en todo el país. Hablo de las gubernaturas, fórmulas para el Senado y las candidaturas, diputaciones federales, lo mismo que los ayuntamientos. Si todo sale como el presidente espera, y la unidad se garantiza, Morena tendrá una aplanadora. Algo parecido a lo que vivimos en 2018.
Por lo pronto, hoy sabremos si es coordinador o coordinadora.