La derecha transnacional y su representación política en México mediante el frente PRIANRD ha transitado a paso veloz de la guerra sucia a base de propaganda negra con historias falsificadoras, a la guerra fétida con la circulación de documentos apócrifos y voces e imágenes hechas a base de inteligencia artificial, para convencer, no a la sólida base política de Morena y aliados, sino a los que se dicen aún indecisos.

Ya no sólo imploran al MC y al candidato Máynez sus votos posibles -quién iba a decirlo-, resultado de la decepción y frustración ante el triste papel hecho por la candidata Xóchitl de la triada derechista, la calumnia les es como la sangre a los vampiros, su única fórmula de sobrevivencia ante las grandes limitaciones de dicha candidata, intelectuales, políticas, ideológicas, de comunicación y por sus rasgos de comportamiento social, los cuales han derrumbado las esperanzas de una clase política corrupta, muy corrupta y privilegiada, hoy aglutinada en la triada opositora a la 4T-4R, y una cúpula empresarial -pequeña, por fortuna, pero muy poderosa- acostumbrada al “capitalismo de compadres”, necesitan la guerra sucia para seguir compitiendo, porque las encuestas para nada les favorecen.

El debate de este domingo está cantado: una Xóchitl bronca, pendenciera, que va por todo lo que pueda ganar y rescatar, atacando con las armas recomendadas por Alasraki y Jorge Castañeda: el chisme, la calumnia, la diatriba, la amenaza del conflicto postelectoral, el lenguaje agresivo y la posible anulación de la elección presidencial y en la Ciudad de México.

Quieren desestabilizar al país, a pesar de que nadie les creería que quien tumbó la candidatura de Xóchitl Gálvez fue el presidente AMLO, sin embargo la candidata repite esa patraña porque no sabe voltear hacia sí misma y al contexto sociopolítico, a la propia decadencia ideológica y las enormes deficiencias del bloque de fuerzas que la sostienen, así como a sus desprestigiados apoyos externos -en EUA, en la presidencia de Argentina, en la derecha europea y en la derecha franquista en España-. Imagínense, como estarán las cosas en la triada derechista y reaccionaria que quien les da línea es un tipo como Alasraki: hay que pelearle a AMLO con las misma armas que el peleo: si el dice que con Felipe Calderón hubo un narco Estado, entonces le decimos que el narco gobierno hoy es él y la candidata del partido Morena y sus aliados; si nos dice que cuando el compitió por la presidencia el “piso no estaba parejo”, pues ahora le decimos que para Xóchitl Gálvez el piso no está parejo; si difundió por todo el país que los programas sociales de antes -que no aguantan la más mínima comparación con los actuales, vueltos derechos constitucionales- eran clientelares y compraban el voto, pues le decimos que los de ahora son también clientelares y condicionan el voto; si el protestó por el fraude electoral de 2006 con un gran plantón en Reforma, pues nosotros vamos a decir que hay 500 faltas a la Constitución por el presidente de la república, y que la elección debe anularse, que no puede ser válida y vamos protestar con un platón en Ciudad de México también. Alasraki y sus “genialidades”.

Y así, la simplicidad y puerilidad política vuelta táctica de lucha que exhibe a una derecha arrinconada por sus propias miserias, y da cuenta de la esterilidad de sus ideólogos con doctorados en el extranjero, y de los que no lo tienen también, asustados ante la eventualidad de que en algún momento salgan expedientes propios y tengan que responder ante una autoridad ministerial. Porque, así como los vemos a muchos de ellos, en los medios, en la cátedra universitaria, etc. Bien vestidos y modositos, pueden tener “esqueletos en el armario”, hoy es el momento de cubrirse las espaldas, pero también, de mantener “limpios” o “limpiados” sus expedientes en su paso como altos funcionarios en los gobiernos anteriores de la alta corrupción y el ejercicio criminal del poder. Hacer por Xóchitl o por María Amparo hoy es hacer también, y sobre todo, por si mismos. La corrupción desde las oligarquías estructural.

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Por lo mismo, lo que fue desde hace meses una guerra sucia basada en propaganda negra difundida por los grandes medios de comunicación y de la que se hicieron cargo de apuntalar la casta intelectualoide en estos medios, es en nuestros días una guerra fétida, que va por la desestabilización del país. Seguirán violando las normas electorales., seguirán calumniando y difamando, y no respetaran la veda electoral de los últimos días de la contienda electoral, porque, ¿qué más pueden perder si van a perder la presidencia de México, la jefatura del Estado mexicano, la ciudad capital, nuevamente la mayoría en el Congreso y veremos si esta mayoría adversa para ellos, es una mayoría calificada. Cualquier cosa más que eso ya es insignificante.

Por eso el comportamiento bizarro de la intelectualidad antes progresista y democrática que se volvió una gama intelectualoide de reaccionarios, debido a dos vectores de fuerza: la marginación del gobierno de AMLO y la ruptura con los gobiernos de la mega corrupción pública y privada, y con las empresas “de compadres”, muchas de las cuales integran esos intelectuales a los que se les terminó la convicción progresista y democrática.

No deja de preocuparles que el caso de María Amparo Casar marque una ruta que retome con fuerza el próximo gobierno, lo cual les compromete en sus propias historias personales, de muchos, no de todos, incluyendo ex presidentes de la república, ex secretarios de Estado, ex subsecretarios de la administración pública federal o de los estados de la república, asesores y coordinadores, muchos.

Por eso el debate de este domingo no nos depara grandes sorpresas, ni importantes aprendizajes, algunos momentos álgidos y polémicos, pero no parece que más allá, las tendencias electorales permanecerán casi inalteradas hasta el día de la votación. Pero el conflicto postelectoral desestabilizador está a la vista, forma parte de nuestro horizonte inmediato. Preparémonos. Pero nunca las rémoras del pasado triunfarán, la historia de los pueblos es el progreso, el avance, no el retroceso.