El tema del Medio Oriente está “caliente” y en boca de muchos, por obvias razones; y de muchas maneras se conecta con la industria aeronáutica. Por eso hoy me gustaría abordar con ustedes, mis estimados lectores, el sentimiento que despierta en mí el uso de narrativas en favor de la industria aérea norteamericana, en especial de la fabricante Boeing.
He encontrado muchos y muy variados artículos en medios de comunicación, tanto tradicionales como electrónicos, hablando del pasado gran evento de aviación: el París Air Show 2025.
Aquí les platiqué que este evento de gran tamaño, en esta ocasión lamentablemente se vio opacado por el terrible accidente aéreo de Air India, que además fue el primer accidente que tuvo un equipo modelo Boeing 787Dreamliner.
En lo que no me había detenido, es en comentar que me resulta llamativo cómo algunos expertos en materia aeronáutica se han esforzado por “minimizar” -por decirlo de alguna manera- el gran fracaso que tuvo Boeing en la feria de aeronáutica y aeroespacial celebrada en Francia.
No me refiero a las voces del país vecino, sino a medios mexicanos que están poniendo todo su empeño en hacerle creer a sus lectores que “no pasa nada malo” con Boeing, sino todo lo contrario. De hecho, publican cifras “increíbles”, porque son imposibles de creer, y afirman que Boeing tuvo más pedidos que Airbus, pues su competidor más cercano estuvo por debajo y muy lejos de la fabricante norteamericana.
Cuando me topé con ese análisis me quedé literalmente “sin aliento”, porque no entiendo cómo no ven la crisis por la que está pasando Boeing. Y en el mejor de los casos deberían aprovechar esta crisis para mejorar. No es que no me gusten los aviones de la fabricante norteamericana, ¡nada más lejos de la realidad!, simplemente estoy convencida de que a veces se requiere hacer un alto en el camino para ver qué es lo que se ha hecho de manera correcta, y cuáles han sido los errores para corregirlos.
Pienso que, dentro de la industria aeronáutica, durante muchos años, ese ha sido el eje rector que ha permitido que sea el medio de transporte más seguro a nivel mundial, porque no le da miedo reconocer los fracasos, sino que se analizan para ver dónde estuvo la falla y corregirla de inmediato.
Sin embargo, varios medios trataron de hacer ver que Boeing incluso tuvo mejores resultados que Airbus en el pasado París Air Show. ¿Cuál fue el argumento para tal afirmación?, pues las declaraciones del presidente naranja, perdón del buen Donald Trump, cuando estuvo en Qatar y no pudo rechazar el B747 de la familia real qatarí para que fungiera como el nuevo Air Force One, mientras anunciaba -con bombo y platillo- la colocación de 210 aviones de la armadora estadounidense.
No les va a gustar, pero tengo que decirles a estos analistas que las matemáticas les han jugado chueco, y procedo a explicarme: Boeing anunció que durante el mes de mayo logró superar su cifra de 2023, con 303 pedidos de sus aeronaves, y con ello rebasando las cifras de Airbus. Sí, era el momento de anunciarlo así, porque hasta el mes de mayo, Boeing registró 512 pedidos, frente a los 215 que en ese momento llevaba su competencia, Airbus.
Pero ahí no acaba la historia, porque hoy sabemos que durante el París Air Show le fue muy bien a Airbus, colocando dentro de sus pedidos nada más que 394 aeronaves, que sumadas a las 215 previas, dan un total de 609 aeronaves. Las cosas como son: en esta feria Boeing no sumó un solo equipo, y es evidente cuál es la fabricante que está tomando la delantera.
“Piensa mal, y acertarás” dice un refrán. Yo desconozco si las publicaciones “benévolas con Boeing” (por decirlo suave) desde antes tenían información privilegiada sobre el resultado de la investigación hecha en el vecino país sobre el incidente de vuelo de Alaska Airlines, y hayan “optado” por publicar las felices cifras como una forma de “suavizar” la narrativa negativa que se cierne sobre Boeing.
Sería demasiado inocente ignorar estos tiempos de inestabilidad política, y lo digo con total honestidad: solamente un motivo así logra explicarme el fenómeno. Y abundo, por si no lo sabían: ¿qué fue lo que arrojó la investigación? La Agencia de Seguridad del Transporte de Estados Unidos (NTSB, por sus siglas en inglés) dio a conocer que el “problema” se derivó de la falta de capacitación de los trabajadores de la fabricante, así como fallas en los procesos de calidad de fabricación, aunado a una incorrecta supervisión del personal.
En resumen ¡todo mal!, entre trabajadores mal capacitados, sin las herramientas adecuadas y carentes de una supervisión correcta ¿qué podría salir mal? Cito textual la declaración que el pasado martes hizo a los medios de comunicación la presidenta de la NTBS, Jennifer Homendy:
“Las deficiencias de seguridad que condujeron a este accidente deberían haber sido evidentes para Boeing y para la FAA… Es nada menos que un milagro que nadie haya muerto o sufrido lesiones físicas graves”.
Insisto, no me asombra que medios estadounidenses “maticen” el fracaso por el que atraviesa su industria aérea, y que resulta evidente a través de su fabricante Boeing; la armadora misma se encargó -a lo largo de varias décadas- de lograr que existiera solo una empresa fabricante de aviones para la aviación comercial, y terminaron quebrando a competidores, o absorbiéndolos, como sucedió con la McDonnell Douglas.
Difícilmente los medios estadounidenses van a gritar a los cuatro vientos: ¡nos dimos un balazo en el pie!, y entiendo que su línea editorial no vaya por ahí. Pero es “curioso” (eufemismo consciente) que ese mismo fenómeno se da en varios medios mexicanos.
Porque lo veo todos los días, sé de sobra que los tripulantes son los más apasionados en “defender” los equipos en los que vuelan, les encanta subir memes de que Boeing es una armadora que hace aviones “para hombres con pelo en pecho, barba partida y lomo plateado”, y que Airbus hace aviones para “princesos”. Lo dejo así, otro día analizamos a fondo el machismo dentro de la aviación, y otras formas retrogradas de pensar, que no se han podido erradicar.
Pero en esta ocasión no me refiero a los pilotos de líneas aéreas mexicanas presumiendo sus conocimientos sobre qué avión es el mejor; hoy hablo de analistas del sector que no quieren reconocer, y matizan algo que es más que evidente: que el imperio norteamericano se derrumba por más que intenten negarlo, y lo que pasa con Boeing es solamente un termómetro.
Lo más sano -siempre desde mi punto de vista- y que al final nos conviene a todos, es no tratar de lavarle la cara a nadie; esto no es una pequeña pelea absurda sobre si Boeing es mejor que Airbus, o viceversa. Lo que nos interesa es que los aviones estén bien construidos y sean seguros para su operación comercial, porque en ellos se transportarán vidas; eso es lo primero que nos debe importar.
El debate que si ahorran combustible, que si vuelan con motores más silenciosos, y otras monadas, ya son extras. Lo primero en la aviación siempre debe ser la seguridad. Como sociedad debemos exigirles a las compañías que fabriquen aviones con altos estándares de calidad y seguridad, no importando si se hacen en Estados Unidos, Francia, Brasil o China.