TENGO OTROS DATOS
Las perspectivas de recuperación y crecimiento económico de México para el próximo año podrían tener un freno debido a la baja productividad que existe en la actualidad. La economía mexicana no cuenta con el soporte productivo que permita afirmar con certidumbre que tiene la capacidad de generar más valor año con año, lo que permitiría vislumbrar tasas de crecimiento cercanas al 5%; tal como se requiere para ampliar nuestros niveles de bienestar laboral: más empleos y mejor remunerados.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentó hace unos días los resultados del Indicador Global de Productividad Laboral de la Economía (IGPLE) del segundo trimestre del 2021, el cual mide la relación entre el Producto Interno Bruto (PIB) trimestral en términos reales con el número de horas trabajadas. Dicho informe mostró un deterioro muy marcado en este periodo, lo cual podría influir negativamente en las metas de crecimiento planteadas por el Gobierno de la Cuarta Transformación (4T) para el año próximo.
La institución encargada de medir la productividad del país, informó que el IGPLE con base en horas trabajadas descendió 1.3% entre los meses de abril a junio de este 2021 frente al trimestre previo, esto con cifras ajustadas por estacionalidad.
Asimismo, el INEGI indicó que “por grupos de actividad económica, la Productividad Laboral en las actividades terciarias presentó una disminución de 2.1%, en las secundarias de 1.7% y en las actividades primarias de 0.9% en el mismo lapso”.
Las cifras sobre productividad que presenta cada tres meses la institución que preside Julio Alfonso Santaella Castell, muestra que el PIB por hora trabajada se mueve en forma paradójica: disminuye sensiblemente cuando la economía se encuentra en franco proceso de recuperación y es altamente positivo en etapas recesivas, como la crisis sanitaria por la pandemia de Covid-19. La productividad es mayor unitariamente por hora en los periodos de estancamiento económico, y en la medida que se van incorporado los empleos perdidos, la curva se desplaza hacia una variación negativa:
Son varios los factores que influyen en la baja productividad del país, sin embargo, las más importantes son las siguientes:
· El alto número de trabajadores que laboran en la economía informal
· Falta de infraestructura (internet, caminos, transporte, etcétera).
· Deficientes programas de capacitación laboral.
· Esquemas regulatorios laboriosos y poco efectivos.
Los cambios en el mundo del trabajo y las crisis económicas han tenido expresiones particulares y complejas para la población. La situación laboral en México de por sí era adversa en la etapa previa al surgimiento de la pandemia del Covid-19; no obstante, se vio aún más afectada durante el periodo de confinamiento y distanciamiento social por efectos de la emergencia sanitaria. Dicha crisis ha tenido un severo impacto principalmente en la educación, así como en las políticas sociales y económicas; por lo tanto, marcado desde sus estructuras por la informalidad, la precariedad y la pobreza laboral.
De acuerdo con cifras de la ENOE (Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en el segundo trimestre del 2021, son poco más de 31 millones de trabajadores los que se encuentran laborando en la informalidad. En términos relativos, esto implica que en la informalidad se emplean 6 de cada 10 trabajadores (56.2 por ciento).
A pesar de que en la informalidad se concentra el mayor número de trabajadores de la Población Económica Activa (PEA), este sector tan solo contribuyó con el 23% del PIB de México del 2020.
En cualquiera de las modalidades donde se desenvuelva este grupo poblacional, son personas con una alta vulnerabilidad laboral. Los trabajadores que están en la economía informal no cuentan con las herramientas para tener una productividad adecuada, por lo tanto, tienen que someterse a largas jornadas para poder producir lo suficiente; esta dinámica laboral provoca una alta improductividad.
La informalidad y la precariedad laboral que tanto afectan a la productividad no surgieron en México con el gobierno del presidente Andrés López Obrador; sin embargo, si es responsabilidad de la actual administración encontrar políticas públicas para que estos problemas se reviertan.
La deficiente infraestructura que existe en muchas regiones del país provoca que haya una baja productividad. Durante los meses de abril a junio del 2020, cuando se hicieron más severas las medidas de aislamiento social y confinamiento como una forma de prevenir el contagio por Covid-19, un gran número de empresas cerraron y/o redujeron sus jornadas de trabajo; por lo que hubo un decrecimiento severo del PIB; sin embargo, paradójicamente las compañías que contaban con infraestructura como: internet, transporte eficiente, empleados debidamente capacitados, etc. se volvieron altamente eficientes.
Los restaurantes, las cafeterías, las misceláneas, licorerías y los diversos negocios que contaban con internet y podían tener los servicios de empresas de entrega por aplicación digital, se convirtieron en compañías muy productivas; mientras que las empresas que no contaban con esta infraestructura padecieron la situación porque tuvieron que permanecer cerradas.
Uno de los problemas principales que reduce el índice de productividad en las empresas es la falta de capacitación del personal. Si los empleados no están actualizados en las áreas que ejercen, no tendrán suficiente motivación y las técnicas que lleven a cabo para ejecutar sus tareas serán obsoletas; por lo que sus jornadas laborales tendrán que ser más largas para de esa manera producir lo suficiente.
Las políticas de regulación de protección social, laborales y tributarias no acordes con la realidad y los sistemas legales deficientes, que han perpetrado en México durante muchos años, han provocado que las empresas sigan siendo improductivas y se fomente la informalidad.
El Gobierno de la 4T tiene la obligación de contar con un plan integral para elevar la productividad del país, para que de esa manera no se ponga en riesgo el crecimiento del PIB del próximo año.