Hay muchas formas de interpretar el gobierno que encabezará Claudia Sheinbaum durante los próximos seis años. El sello principal, de hecho, será la continuidad de los programas sociales que, en estos mismos días, la presidenta constitucional ha ido anunciando como parte de la plataforma. Eso, indudablemente, es algo de lo que puede presumir el proyecto lopezobradorista. El mismo Andrés Manuel, entre muchas políticas progresistas, implementó estos mecanismos de ayuda, especialmente para la población civil más vulnerable. Los propios resultados muestran una disminución en los índices de pobreza y, por ende, una mayor calidad de vida. De hecho, ese es el principal fin del diseño que se plasmó desde los inicios de la era de AMLO.
Toda esta política, evidentemente, es apoyada por la esencia de un proyecto de transformación que, hace décadas, comenzó como un sueño. Lo mismo podemos decir del humanismo con el que ha ido actuando el gobierno. El propio Andrés Manuel López Obrador, por así decirlo, es pionero de este andamiaje de ayuda. Él mismo, en efecto, propuso elevar a rango constitucional los programas sociales que, por cierto, la oposición rechazó, especialmente la fracción parlamentaria del PAN. Empero, imperó la justicia social y ganó el razonamiento lógico para concretar una plataforma de bienestar que, a lo largo y ancho del país, ha tenido una cobertura para garantizar no solamente la asistencia, sino los propios beneficios.
Esa misma política humanista, indudablemente, la mantendrá la presidenta constitucional de México, Claudia Sheinbaum. Y no solamente prevalecerá, sino que se multiplicará a muchos sectores de la población civil, dada la necesidad colectiva que aún aqueja a los grupos con mayor vulnerabilidad. Primero los pobres, esa es una visión, además de humanista, una concepción que se apega a mejorar la calidad de vida. Qué bueno que la jefa de Estado no escatime en ello; es decir, movilizar el recurso —de forma responsable— desde luego que seguirá reduciendo la brecha de la pobreza en el territorio nacional y, de paso, coadyuvará a seguir reconstruyendo el tejido social. Y como esta será continua, su impacto confirmará que, en tiempos claves como el que vivimos, el segundo piso de la 4T es una realidad.
Comenzar con los sectores más necesitados del país, habla del compromiso irrestricto de Claudia Sheinbaum. De hecho, habrá más mecanismos constitucionales para dotar de legalidad este tipo de programas sociales. Recordemos que, hace poco, se avaló un dictamen que, además de ser un motor de empuje para los jóvenes, será una palanca de impulso para la formación y profesionalización a fin de encarar los desafíos. Esto equivale, sin duda, a incentivar el incremento de las oportunidades en el universo laboral. En concreto, eso vendrá a robustecer la filosofía progresista del proyecto de la 4T. De eso, también, podemos aludir al humanismo sobre el que se sustentan los pilares de este nuevo gobierno.
Una de las dependencias claves, además de la dirección de Bienestar, será el Instituto Nacional de la Economía Social. Como sabemos, el INAES es, por mucho, una de las instituciones más nobles del gobierno. De hecho, todo pinta para que estos programas, de manera organizada y planeada, sean una de las principales apuestas de Claudia Sheinbaum para apuntalar el desarrollo. El INAES, como se sabe, tendrá muchos mecanismos de apoyo para llevarlos a la práctica, especialmente para construir mejores condiciones de vida. Inclusive, un aspecto muy favorable es, en definitiva, la llegada de Catalina Monreal al INAES, pues ella, a ras de tierra, tiene mucha experiencia en el trabajo territorial a nivel nacional.
Hay muchas expectativas depositadas en la nueva titular del INAES, especialmente por lo que representa una institución de esa naturaleza. Esa misma percepción es la que tenemos todos. Hablamos de la capacidad, y desde luego del giro sustancial, del que Catalina se esforzará para profundizar las políticas públicas eficientes que implementó AMLO. Hoy más que nunca, de hecho, esa responsabilidad se nota para poner muy en alto esa filosofía o humanismo de la 4T. Así luce este prometedor sexenio o, lo que es, la continuidad de primero los pobres.
Y ese cambio sustancial, así lo ha ido anticipando Claudia Sheinbaum, será para todo el territorio nacional. Ayer, en efecto, detalló los ejes en materia de seguridad que, además de la apuesta de pacificación, tiene mecanismos sofisticados que ayudarán a coadyuvar en este rubro. De hecho, las condiciones sociales son propicias para alcanzar más desarrollo y progreso social. Para tal efecto, los programas sociales, como un proyecto de gobierno, son un sostén importantísimo no solamente en la empatía e identificación de las causas que aquejan a la sociedad más vulnerable, sino como un mecanismo impulsor.
A propósito de ello, el legislativo federal, con ese compromiso social de la fracción parlamentaria de Morena, se asegurará de seguir empujando los cambios constitucionales que, desde luego, vienen a fortalecer las políticas públicas, especialmente aquellas a favor de los programas sociales de corte humanista.