Pues bien. Oficialmente, el alto funcionario en seguridad durante dos sexenios, Genaro García Luna, es un narcotraficante convicto en una corte de los Estados Unidos, con una sentencia de más de 38 años de cárcel por diversos crímenes.

Ahora, después de cinco años de defenderlo de sus crímenes, “periodistas”, lectores de noticias y hasta “moneros” fachos optan por el cinismo, o de plano, por el “humillante silencio de los periodistas”.

Algunos, cómo el tal Loretito, optan por “la estrategia FeCal”: prefieren quedar cómo imbéciles, argumentando haber sido engañados por un personaje tosco, nada brillante, cuya criminalidad se conocía desde el sexenio de Carlos Salinas y que incluso estuvo involucrado de alguna manera en el magnicidio contra el excandidato presidencial Luis Donaldo Colosio Murrieta, a aceptar que se equivocaron, o los equivocaron mediante algunos jugosos sobres amarillos hinchados de chayote.

Otros, cínicos hasta el final, o quizás “maiceados”  con el dinero obtenido por el apodado cómo “Genarco” durante décadas de tráfico de drogas y otros crímenes, insisten en que a García Luna se le condenó “sin ninguna sola prueba” (sic), pese a que durante el juicio presidido por Brian Cogan se presentaron más de 60 mil documentos por parte de la fiscalía.

¿Y el resto? Para citar a los clásicos, presos de un “humillante silencio”. Los defensores de García Luna callan, quizás esperando que la mayoría de las y los mexicanos olvidemos la pesadilla en que nos involucraron tanto el espurio Calderón como el narcotraficante Genaro.

Pero la memoria de los mexicanos es larga y el brazo de la justicia es largo y los puede alcanzar a todos... incluso hasta España.Lo del espurio Calderón fue narcogobierno. Y háganle como quieran.