Mencionamos en nuestra entrega anterior que el mercado internacional del petróleo es mucho más que un mercado globalizado de una de las materias primas energéticas (junto con el gas), sino que expresa en forma de una sumatoria las contradicciones, tensiones y choques de intereses nacionales estratégicos de los grades poderes planetarios que se mueven a su interior. Sin energía no funciona ni el mundo ni la propiedad, y a pesar de que, este tipo de energía se está agotado en el planeta, como tendencia de largo plazo por diversos factores incidentales, por lo menos hasta mediados de este siglo se ha pronosticado que podría empezar a sentirse cierta escasez de ella.
Entre tanto Estados se encuentran inmersos como humanidad, en un proceso muy amplio, mundial, de transición energética hacia un modelo de tecnologías energéticas limpias y renovables que es una necesidad imperiosa, pero que ha resultado ser mucho más complejo y costoso respecto de cualquier previsión. De allí que dentro de la estrategia de reposicionamiento de la economía estadounidense, apoyada en “nuevas reglas del juego” (académicamente, un nuevo paradigma) está continuar los esfuerzos de Obama y Biden de lograr “la auto suficiencia energética”, pero bajo un contexto distinto al de los presidentes anteriores.
La guerra arancelaria desatada por Trump al nivel global, con diferenciación regional, ha provocado el acentuamiento de una tendencia general que se presentó claramente hacia el segundo semestre de 2024 y se afianzó al final de 2024: un descenso del precio de las materias primas, incluyendo la energía comercial, el petróleo y el gas. Hoy el precio del petróleo ha caído por debajo de los $60 dólares el barril (estuvo estable en 80 dólares muchos meses) específicamente, y una tendencia descendente del precio no es el contexto propicio para aumentar hasta 3 millones de barriles diarios la producción petrolera en EUA, por el costo de las inversiones en el sector no están en una tendencia alcista. Pero el objetivo dentro de la estrategia trumpista, es fundamental.
¿Por qué? Porque el incremento de los aranceles para las importaciones de bienes y servicios a EUA está creando presiones alcistas en la estructura de precios para los consumidores, y un proceso de energía convencional más barata por el impulso del mercado internacional y del aumento de la producción interna, hará descender el costo y el precio para los consumidores de esas importaciones. Teóricamente es esta la interrelación de los factores costo-precio pero no hay todavía un estudio econométrico que defina con precisión las proporciones cuantitativas.
Sin embargo, las contradicciones severas no están ausentes en estas estimaciones: la caída en el precio del petróleo al nivel internacional se ajusta a las previsiones del presidente Trump al bajar el costo de producción y contrarrestar la tendencia alcista de las importaciones. En México, por ejemplo, que es el primer socio comercial de EU, por tanto, uno de sus principales abastecedores de productos y servicios, incluso de volúmenes muy importantes de petróleo crudo: en 2024 México exportó al mercado mundial 32.2 millones de barriles de petróleo crudo, de los cuales, 20.4 millones fueron para EU, la caída del precio en el primer trimestre de 2025, representa un descenso del 25% (tomando como supuesto, el precio de 80 dólares y 60 dólares en promedio actualmente, tal vez menos).
Entonces, la caída actual del precio promedio internacional del petróleo crudo, es parte de la estrategia trumpísta para abaratar el costo de producción de bienes y servicios para el consumo interno, y bajar el costo del capital para el sector de la energía convencional, evidentemente, ello afecta el volumen de ingresos por exportaciones petroleras para México: de enero a diciembre de 2024 fueron $28,426.1 millones de dólares para México.
Pero la caída de los ingresos al comienzo de 2025 ya es evidente: se estima para todo 2025 un descenso de ingresos de 13.5%, con una producción petrolera de 1.83 millones de barriles diarios. Aquí la Dra. Sheinbaum tiene un factor adverso para su administración este año, dentro de una tendencia bajista del precio (se estima en $58.3 dólares el barril promedio).



El objetivo prioritario es también para México conforme a la 4T, la autosuficiencia energética. Y en el contexto de la necesidad de pagar un sobre endeudamiento de Pemex que supera los $119,000 millones de dólares, a pesar del esfuerzo del gobierno de AMLO de liquidar poco más de 20,000 millones de dólares. Situación muy compleja. Este año PEMEX espera reducir su inmensa deuda para situarla en $94,500 millones de dólares. No será fácil en un contexto tan difícil.
Aunque el golpe principal asestado a nuestra economía vía el sector exportador, es a las exportaciones de autopartes y partes automotrices, cuyo valor es de $35,979 millones de dólares, la principal fuente de ingresos externos, al que se le aplicó un arancel de 25%, que no podrá ser, por lo menos en el corto plazo, trasladado directamente al precio de los productos, porque se perdería una parte muy importantes de la competitividad, pero igualmente, al ser partes complementarias de un producto final que concluirá su fabricación en EUA, puede mantenerse tal cual, porque no es fácil trasladar las plantas de ensamblado y complementación intermedia, en el corto plazo.
La inversión extranjera directa de EUA en México de enero a diciembre de 2024, fue de $16,513 millones de dólares en México, menos de la mitad de las exportaciones de autopartes y menor en más de 20% de nuestras exportaciones petroleras a EUA. Son algunas de las principales dimensiones de la economía estadounidense en México, que no parecen escandalosas.
Entonces, aquí el tema está en curso, no hay una definición todavía muy precisa y clara, porque los procesos económicos van desplegando sus variables.
De esta manera apreciamos que la estrategia del presidente Donald Trump ha incorporado -o quizá ya estaba prevista- el mercado mundial del petróleo articulado a los efectos de la guerra arancelaria, ambos, impulsando un nuevo posicionamiento de la economía estadounidense en la economía global, que probablemente acentúe también el regionalismo económico en detrimento del globalismo porque es en la perspectiva regionalista en donde EUA posee las mejores posibilidades.
Pero el gobierno de EUA actual está ya planteando la apertura de un nuevo frente contra México: las exportaciones de tomate rojo a EUA a las que pretende también fijar aranceles: estas exportaciones de México llegaron a un auge en 2024 exportó más de la mitad de su producción nacional y el 99% va a EUA (por cierto, producido en Sinaloa y San Luis, mayoritariamente), en un valor que ronda ya $3,000 millones de dólares, exportaciones a las que quieren ponerle un arancel prácticamente del 21%, lo cual elevaría el precio para el consumidor.
Hoy el globalismo es denostado por su principal hacedor, no es la prioridad en EUA, se privilegian los frentes bilaterales y regionales.