Con la reforma laboral de 2019 y el cierre de las Juntas de Conciliación y Arbitraje pensamos que habría un cambio al sistema de control patronal de los aparatos de justicia en materia colectiva, sobre todo en las huelgas.
Al haber estado sometidas las Juntas de Conciliación al ejecutivo federal o estatal durante décadas reflejaban la política neoliberal en sus actuaciones, poniendo todas las trabas y limitaciones a los trabajadores para ejercer el derecho de huelga, pues una de las medallas que han presumido los distintos gobiernos es que en México se vive un estado de paz sindical, por el número tan limitado de huelgas; las estadísticas de los últimos 30 años han tenido esa tendencia decreciente, hasta llegar a 2023 en donde se reportan solo 9 estallamientos de huelga.
Hoy, en 2024, se habla mucho de la independencia del poder judicial federal, que la misma garantiza imparcialidad y legalidad en sus decisiones, pero en los hechos solo es un juego de palabras en el ejercicio del poder, porque en su actuar cotidiano, cuando se trata de temas económicos de peso como una huelga automotriz, siguen arrodillados ante el aparato patronal.
El último caso lo vimos en la huelga de Audi, durante el procedimiento el patrón promovió la inexistencia de la huelga, ofreciendo la prueba de recuento, la cual consiste en el voto de los trabajadores para acreditar que están de acuerdo con el movimiento de huelga, pues se cuestiona que no fue estallada por la mayoría. En esa etapa del juicio, los trabajadores ya estaban en guardias afuera de la empresa cuidando la huelga, con carpas y banderas rojinegras resguardando la fuente de trabajo.
Pero al momento de acordar la admisión de la prueba de recuento el juez federal laboral en materia colectiva ordenó que se realizara en las instalaciones de la Universidad de Puebla, no a pie de fábrica, en las puertas de la fábrica de Audi, a donde se encontraban los trabajadores resguardando la huelga y donde es la fuente de trabajo; esto fue a petición de la parte patronal y con la complacencia del sindicato, lo cual afectaba el derecho a voto de los trabajadores.
Y si bien es cierto los trabajadores habían llevado votaciones para aprobar un convenio fuera de las instalaciones de la empresa, las mismas se hicieron dentro de un proceso de conciliación, pero el juez federal laboral en materia colectiva estaba actuando dentro de un procedimiento jurisdiccional, de estricto derecho, que no puede estar sometido al capricho de las partes, pues se debe velar por el desarrollo de una prueba procesal que consiste en el voto personal y directo de trabajadores.
Es tan absurda la decisión del juez, que en su lógica, a donde las partes pueden decidir el lugar del recuento, cabría cualquier lugar del país, por ejemplo, el Estadio Azteca en la Ciudad de México. Pero al final no llegan a tanto, empresa, sindicato y juez solo para no verse tan balconeados en el sabotaje del voto obrero.
La empresa se terminó desistiendo del recuento, no vimos el desenlace de la prueba, pero la actuación del juez federal laboral colectivo quedó plasmada en su acuerdo, no se pudo someter esta violación al escrutinio jurisdiccional, pero ello no implica que deben quedar impunes, ni que dejemos de alzar la voz ante este tipo de actuaciones que afectan como precedente a todos los trabajadores de México.
Este tipo de actuaciones deberían ser revisadas por el Consejo de la Judicatura Federal, pues lastiman el derecho de huelga y generan precedentes terribles. Que su grito de poder independiente no se quede en lonas afuera de los juzgados, que lo demuestren actuando.
Si esto hace un juez federal imagínate cómo se comportarán los jueces locales en las huelgas, cuando están sometidos a los feudos económicos y políticos de los estados.
La trampa sindical
A diferencia de las votaciones de los convenios que aprobaron para decidir si aceptaban el ofrecimiento del patrón, los cuales se llevaron en el auditorio de la Universidad de Puebla, en donde la propia empresa les proporcionaba camiones y todas las facilidades para ir a votar, cuando fue la prueba de recuento el sindicato les hizo llegar un comunicado en donde señalaba que en este caso no había seguridad de que se proporcionaría transporte, que cada quien se organizara como pudiera, pero muchos de ellos están bastante alejados del auditorio de la universidad, pues vienen de Tlaxcala y zonas aledañas a Puebla, lo que sin duda afectaría su posibilidad de ir a votar.
Cuando se trata de lo que conviene al patrón todo es con algodones, cuando se trata de ejercer el derecho al voto para ratificar la huelga que el obrero se rasque con sus uñas, ni un apoyo para el pesero de las cuotas sindicales.
Ellos le apuestan a que todo quede en el olvido, que pase rápido, que nadie se de cuenta, que el obrero no sepa ni que pasó, pero es importante que los trabajadores conozcan estos hechos, los discutan y analicen.
Así está nuestra realidad obrera en las calles, a ras de las fábricas y los talleres, tenemos que dar claridad sobre nuestra situación para poder cambiarla.
X: @riclandero | Vladimir Ricardo Landero Aramburu. Maestro en derecho por la UNAM