Durante varios meses trabajé como repartidor independiente a través del programa Envíos Extra de Mercado Libre, un esquema diseñado —según su propia promoción— para ofrecer a personas comunes la posibilidad de generar ingresos adicionales usando su propio vehículo. La premisa era atractiva: sin jefes, sin horarios fijos, sin intermediarios. Solo tú, tu coche y la aplicación.
Y durante un tiempo, así fue.
Podía seleccionar recorridos, organizar mi día, y tener un ingreso extra honesto y estable. Pero esa ventana de oportunidad se fue cerrando gradualmente, y de forma muy silenciosa. Hoy, lo que alguna vez fue un canal accesible de empleo flexible, se ha convertido en un espacio dominado por flotillas privadas de reparto que han acaparado la mayoría —si no es que la totalidad— de los recorridos disponibles en la aplicación.
El problema no es menor. Y tampoco es un caso aislado.
De oportunidad individual a esquema dominado
La lógica detrás de Envíos Extra era sencilla: personas con automóvil, moto o bicicleta podían registrarse en la app de Mercado Libre, verificar su identidad y comenzar a aceptar rutas para entregar paquetes en su ciudad. El sistema se alimentaba de la enorme demanda que tiene la plataforma de e-commerce y prometía un “ganar-ganar” para todos.
Sin embargo, en ciudades como la mía —y según múltiples testimonios en redes sociales, en muchas otras del país— comenzaron a operar grupos organizados que registran múltiples vehículos y conductores bajo un solo control. Algunas de estas flotillas trabajan como pequeñas empresas informales de mensajería, mientras otras simplemente utilizan la app para capturar rutas en masa, subarrendarlas o repartirlas a terceros.
¿El resultado? Los repartidores independientes entramos a la aplicación en los horarios establecidos… solo para descubrir que no hay recorridos disponibles. Todo ha sido tomado en cuestión de segundos.
Y lo peor es que esto sucede día tras día, semana tras semana.
¿Bots, preferencias o simplemente abandono?
Las preguntas son muchas. ¿Cómo es posible que alguien tome todas las rutas en segundos? ¿Hay uso de bots o software automatizado? ¿Se está privilegiando a ciertos usuarios o flotillas por fuera de la aplicación? ¿Mercado Libre tiene conocimiento de esta práctica?
Hasta ahora, no hay respuestas claras.
Lo que sí es evidente es que no existe un control real sobre la distribución equitativa de recorridos. No hay mecanismos efectivos para garantizar que los socios independientes —como yo— podamos tener acceso a una parte justa de la oferta disponible. Tampoco hay una regulación sobre cuántos vehículos puede controlar una misma cuenta o empresa.
Este descontrol deja abierta la puerta a la oligopolización del sistema, en donde unos cuantos actores controlan los recorridos y el ingreso… y la mayoría simplemente queda fuera.
¿Qué representa esto en el fondo?
Este fenómeno es más que una queja laboral. Representa una distorsión profunda de lo que se nos prometió como una “economía colaborativa” o “plataforma de oportunidades”. Una vez más, la narrativa de la flexibilidad y el emprendimiento individual choca con una realidad cruda: los espacios que parecen abiertos y horizontales, en poco tiempo son colonizados por estructuras de poder informal, que reproducen las desigualdades que ya existen fuera del mundo digital.
Envíos Extra ya no es una puerta de entrada al trabajo independiente. Es un sistema cerrado, desigual y, en muchos casos, opaco.
¿Qué debería hacer Mercado Libre?
La empresa tiene la responsabilidad de garantizar que su plataforma funcione bajo principios justos, especialmente si promueve un esquema de participación abierta. Algunos pasos urgentes serían:
- Auditar el sistema de asignación de rutas
- Limitar el número de vehículos registrados bajo una sola cuenta o administrador
- Investigar el posible uso de bots o prácticas desleales
- Aumentar la transparencia en la operación de Envíos Extra
Porque lo que está en juego no solo es el ingreso de miles de personas. También está en juego la confianza en los modelos de trabajo digital, que, lejos de democratizar el empleo, corren el riesgo de convertirse en nuevas formas de explotación y exclusión.
Epílogo desde la calle
Hoy ya no entrego paquetes. La falta de recorridos disponibles me obligó a buscar otras alternativas. Pero sé que muchas otras personas siguen entrando todos los días a la aplicación con la esperanza de encontrar trabajo, solo para toparse con la misma pantalla vacía.
¿Hasta cuándo las plataformas tecnológicas seguirán vendiendo oportunidades que, en la práctica, ya han sido repartidas de antemano?
Los repartidores independientes también somos parte del éxito logístico de Mercado Libre. Merecemos respeto y condiciones equitativas.