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Aunque parezca cosa de broma a 10 meses de la elección presidencial, los principales contendientes se encuentran enfrascados en una guerra de encuestas para saber quien va en punta.

Y no es que la oposición tenga ya un perfil competitivo, no, la realidad es que la pelea es entre los integrantes de un mismo partido, que buscan la nominación en ese cargo de coordinación de los comités de defensa de la cuarta transformación, que eventualmente llevará a uno de ellos a ser nominado candidato presidencial.

Lo más gracioso es que la pelea ni siquiera es por ver quien va en la punta, pues aquí indiscutiblemente el promedio de los distintos estudios demoscópicos le dan una ventaja considerable a la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, quien en 5 semanas ni siquiera se ha despeinado por mantenerse como puntera en una contienda interna en la que arrancó enfrente, sigue enfrente y solo un acontecimiento catastrófico podría sacarla de esa posición.

Y mire que es difícil, porque Sheinbaum Pardo encontró el camino para comunicar que ella es la favorita del presidente y por lo tanto la que podrá darle continuidad al proyecto transformador que encarna Andrés Manuel López Obrador.

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En el camino se ha dado de todo, desde amagos de ruptura como el que planteó muy al principio Marcelo Ebrard, intentos de debate y el surgimiento de una contienda que busca calcar al estilo de la oposición, el éxito en materia de contacto ciudadano que ha logrado la de Morena y sus aliados.

Queda claro que apareció Xóchitl Gálvez como fenómeno promovido por el status quo mediático, mismo que busca plantarla como candidata (o precandidata) competitiva, sin embargo eso no es más que una ilusión óptica.

La realidad de las cosas es que la carrera por quien sucederá Andrés Manuel en la presidencia es a 10 meses entre sus correligionarios y si la oposición persiste en su ilusión óptica y su autoengaño, pues mejor para todos los simpatizantes del movimiento de López Obrador, pues todo indica que serán barridos.

Al cierre de junio el promedio de los estudios de opinión en intención de voto le daban a Sheinbaum 17 puntos de ventaja, con 48% en preferencia efectiva, muy por encima de Marcelo Ebrard que tenía 31% a favor y de Adán Augusto López Hernández que andaba en niveles del 11%.

Lo más interesante es que ya aparecen los primeros estudios a mitad del camino, que no hacen más que confirmar las posiciones de salida e incluso afianzan a Sheinbaum en la punta.

Ayer por ejemplo leí con atención el estudio de Demotecnia donde la 4T aparece con nivele altísimos de aprobación, pues un 75% avala el trabajo de AMLO; pero cuando se pregunta a quién prefieren de candidato presidencial la respuesta es contundente pues el 42% prefiere a la exjefa de gobierno, por encima del 19% de Marcelo y del 6% de Adán Augusto.

Ahora el debate que se ha pretendido instalar es respecto a la seriedad y la validez de esos estudios de opinión, en especial entre los simpatizantes de los aspirantes que van a la zaga, pues tratan de vender la idea de que se trata de una ventaja manipulada por los medios tradicionales.

Ellos presentan encuestas levantadas en redes sociales, en canales de YouTube o Twitter, en las que quienes participan son simpatizantes de tal o cual aspirante y por lo tanto se trata de entornos si no manipulados, si inducidos por la opinión de los comentaristas.

Son en pocas palabras levantamientos que ceden al apasionamiento y que carecen de metodología y por lo tanto de seriedad, ya no digamos rigor científico o técnico.

Me cuesta trabajo entenderles a los apasionados de Marcelo o de Adán, como fue que Claudia se convirtió de ser la jefa de gobierno más golpeada por la oposición y por lo tanto por medios de la oposición, en la candidata de ese status quo al que ellos dicen oponerse.

Vamos, hasta puedo entender su apasionamiento, su falta de objetividad al respecto y como han caído en negación de la realidad, al menos de la realidad estadística.

Sin embargo habrá que hacerles entender, de alguna manera que al final solo existe espacio para un ganador o ganadora en el juego de las “corcholatas” de Morena y que ese será quien encabece el esfuerzo de la 4T por perpetuar el trabajo y la visión del presidente López Obrador.

No entenderlo así y ni asimilarlo, es caer en el egoísmo, ceder al interés personal, e incluso caer en el juego de la oposición, que busca dividir a los simpatizantes de la 4T a partir de la máxima de que en río revuelto la ganancia es de los pescadores.

Hoy a poco más de un mes de distancia de las definiciones, Claudia Sheinbaum aparece firme y con la vista clara en la meta del 6 de septiembre, por supuesto que en un juego abierto, como es esta contienda todo puede suceder, y solo gana el que obtenga el triunfo en la encuesta formal que realizará Morena.

Veamos el desenlace en 5 semanas.

Correspondencia a demiandu1@me.com | En Twitter @Demiandu