En estos últimos días, dos de las principales agencias calificadoras de riesgo, S&P y Moody´s, actualizaron la “calificación de deuda soberana” de México. Mientras que el anuncio de S&P se tomó de manera positiva, porque mejoró la “perspectiva” de la calificación soberana de México de “negativa” a “estable” y ratificó la calificación de la deuda soberana de largo plazo en moneda extranjera y local en grado de inversión; el de Moody´s sorprendió de manera negativa, porque rebajó dicha calificación soberana, un escalón, aunque la mantuvo también, en grado de inversión, y la alineó a la de S&P.
Las dos calificadoras, cada una con su propio modelo, mantienen una “calificación aprobatoria” a México, en cuanto a la capacidad de pago de la deuda que emite, y que los inversionistas evalúan, para integrar los activos del país en sus portafolios de inversión. Pero el anuncio de Moody´s debe ponernos bajo alerta.
Para ponerlo en términos simples, podríamos decir que las dos calificadoras le dan a México una calificación de 7 (en una escala de 1 a 10, como en la boleta escolar), y seguimos aprobados, pero cerca de poder ser reprobados con 5, en caso de que se eleven las condiciones de riesgo en el país. México queda así, dos escalones por arriba del grado especulativo, que significa una mayor probabilidad de impago del país (cabe añadir, que la tercera calificadora, Fitch Ratings tiene a México solo a un escalón de perder el grado de inversión y caer en el especulativo). Esto nos afectaría, principalmente, porque el costo de la deuda de México aumentaría (a mayor riesgo, el país debe ofrecer mayores tasas de rendimiento a la inversión), para mantenernos competitivos frente a la deuda que emiten otros países.
Con las calificaciones actuales, en las escalas que manejan tanto S&P como Moody´s y Fitch (cada una con sus propias métricas y estilo para calificar), los instrumentos de deuda en moneda extranjera que emite el país quedan agrupados bajo el criterio de que México mantiene “capacidad adecuada para cumplir sus obligaciones financieras, pero con condiciones económicas adversas que pueden debilitar su capacidad para cumplir sus pagos.”
¿Por qué es importante la calificación de riesgo crediticio?
Existen más de 70 agencias calificadoras a nivel mundial, pero el sector se encuentra controlado por tres empresas que dominan el 90% del mercado. Estas son Moody’s, S&P y Fitch.
Las agencias calificadoras de riesgo son formalmente conocidas en México como Instituciones Calificadoras de Valores (ICV). Son entidades que se dedican a evaluar, analizar y dictaminar el riesgo crediticio de una entidad que emite instrumentos en los mercados financieros, ya sea el gobierno de un país, o se trate de una empresa.
Una calificación crediticia es una opinión educada de las ICV sobre la probabilidad de que un emisor de deuda (como el gobierno de México) cumpla con sus obligaciones financieras en tiempo y forma. Sirve para reforzar la transparencia en los mercados financieros, además de que es un parámetro universal, y contribuye a evaluar y demostrar la calidad crediticia. No es una garantía ni un indicador absoluto, pero sí una herramienta crucial para los inversionistas en el proceso de toma de decisiones.
¿Qué beneficios aportan las agencias calificadoras?
Los inversionistas confían en las calificaciones otorgadas por las agencias calificadoras crediticias para tomar decisiones de inversión.
Muchos países venden sus valores en el mercado internacional y una buena calificación crediticia puede ayudarlos a acceder a inversionistas de alto valor. Una calificación favorable también puede atraer otras formas de inversión como inversiones extranjeras directas a un país.
Por otra parte, una calificación crediticia baja o el descenso o rebaja de un país de una calificación alta a una calificación baja, pueden disuadir a los inversionistas de comprar bonos del país, o realizar inversiones directas. Además, encarece el costo de la deuda del país, al tener mayor riesgo y ser menos competitiva.
La deuda emitida en divisa extranjera es llamada deuda soberana.
¿Qué tipos de calificaciones hay?
La escala de Calificación de Deuda Soberana se divide en dos categorías:
- Grado de inversión: en este caso las emisiones de deuda efectuadas por una entidad (gobierno o empresa), son evaluadas frente a su capacidad de pago, y son definidas de adecuadas.
- Grado especulativo: se refiere a las emisiones de deuda que presentan un mayor riesgo de impago de parte de los emisores. Para que una entidad se defina sin grado de inversión (y caiga en el rango de especulativo), debe de perderlo con al menos dos agencias calificadoras. Perder el grado de inversión para un país implica, entre otros, la posibilidad de mayores salidas de capitales, y más volatilidad del tipo de cambio.
México está cada día más cerca del grado especulativo. Es fundamental que la SHCP, a través de su titular, Rogelio Ramírez de la O, ponga especial atención en los “focos rojos” que, tanto S&P como Moody´s, señalaron en sus reportes de calificación.
Hay preocupación porque pudieran presentarse: 1) Retrocesos en la gestión macroeconómica del país, o en el dialogo del T-MEC, 2) Niveles más altos de la deuda gubernamental y de déficits fiscales, 3) Incrementos en los apoyos a empresas del estado (PEMEX y CFE) y pensiones por jubilaciones, 4) Mayor asignación de capital a los proyectos “insignia” de la administración, 5) Menores “colchones” de estabilización fiscal (reducción del fondo de estabilización y desaparición de fideicomisos), que restringen la capacidad de manejar “choques” (como el de la esperada recesión en EEUU).
Frente a los comentarios y preocupaciones de las calificadoras, y para mejorar la boleta de calificaciones, y no ser reprobado, México tiene que hacer la tarea.