En la historia más reciente se presentaron muchos excesos, cada uno superando al otro. Luis Echeverría, con impresentables como su secretario particular Ignacio Ovalle; su secretario de agricultura y buena parte de sus familiares.

José López Portillo, con su esposa, su hermana y por supuesto su hijo, “el orgullo de su nepotismo”, el director de Pemex, el secretario de hacienda e Ignacio Ovalle, que estuvo en Coplamar, más una bola de gánsteres que se enriquecieron dejando el país en quiebra y a la población en la pobreza.

Carlos Salinas de Gortari, enriqueció a empresarios como Carlos Slim, Carlos Peralta, la familia Hank, a neo banqueros como Carlos Cabal Peniche, José Madariaga, El Divino, Jorge Lankenau y a su hermano Raúl, la personificación misma del cobro de diezmos, al que le decían el “Ten Percent” y que tenía una estrecha relación con el narcotráfico.

Vicente Fox, inició con sus carísimas toallas, la liberación por parte de su secretario de seguridad Alejandro Gertz Manero del Chapo Guzmán, la corrupción de su secretario particular Alfonso Durazo, de los hijos de su esposa Martha Sahagún y los negocios en Pemex.

Vino Enrique Peña Nieto y su sexenio se convirtió en el emblema de la corrupción descarada. Sus aliados, funcionarios y familiares se esparcieron por el mundo como si hubieran ganado la lotería. Woodlands, Texas, por ejemplo, se volvió una colonia dorada para quienes sirvieron a ese régimen, que no se preocuparon por esconder sus fortunas ni su estilo de vida ¿para qué habrían de hacerlo, si el pacto de impunidad con López Obrador se selló desde el primer día?

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Mención des-honorífica

Pero, quien se llevó el trofeo de la corrupción y la impunidad fue Andrés Manuel López Obrador, que llegó al poder señalando a las “lacras” de la corrupción, el nepotismo y el despilfarro, prometió un gobierno diferente, bajo los principios de “no mentir, no robar, no traicionar” y lo que hizo en realidad, fue plantar la coartada perfecta para conformar a un nuevo grupo de millonarios. El gobierno del presidente que prometió vivir con un par de zapatos y doscientos pesos en la cartera destrozó la narrativa y ha sido el peor de todos.

Los hijos de AMLO, que iniciaron el sexenio sin trabajo y sin oficio ni beneficio, terminaron como grandes empresarios con una fábrica de chocolates y de cerveza que operan con utilidades inimaginables; el hijo mayor, viviendo en una casa de lujo en Houston y luego en Coyoacán; el de en medio, Andrés, heredero político de su papá, quedó encargado de administrar a Morena, el negocio familiar y aspirando, así, sin mayor mérito, a ser el próximo presidente; y Gonzalo, haciendo grandes negocios en el Tren Maya, Dos Bocas, el tráfico de medicinas y huachicol.

Para su gobierno, AMLO logró integrar al mayor número de personajes que han corrompido, robado, saqueado, matado y ultrajado este país. Los contrató a todos, a los más corruptos e impresentables de los sexenios anteriores, los atrajo y redimió bajo su manto:

Ignacio Ovalle, Manuel Bartlett, Alejandro Gertz Manero, Alfonso Durazo, Ricardo Monreal, Américo Villarreal, Layda Sansores. Empresarios y banqueros que robaron y corrompieron como Carlos Cabal, Carlos Hank e inclusive incorporó a los defraudadores del grupo Havre, Carlos Buentello Carbonell y sus hermanos, Carlos Peralta y su socio, director adjunto del Grupo IUSA, Raúl Salinas de Gortari y, evidentemente, a Carlos Slim.

También, “fichó” a lo más bajo de los porros y vividores, Gerardo Fernández Noroña, Martí Batres, el padre Solalinde y una bola de activistas impresentables, corruptos y vividores que hacen de las suyas al amparo del poder, y la lista es aún más larga.

Lujos y mitos

Y en medio de este vergonzoso espectáculo, una paradoja: la familia Calderón viajando en clase turista., sin guardaespaldas ni lujos coincidieron con Gerardo Fernández Noroña, quien, en su afán de evidenciarlos, terminó desnudando una verdad: el expresidente Calderón no está escondido, ni vive en la opulencia. ¿Cómo un supuesto aliado del narco viaja en un vuelo comercial sin seguridad? ¿Dónde están los jets privados de las fortunas mal habidas?

El episodio es patético, sí, pero revelador. Ni Noroña ni Calderón salieron bien librados, pero se terminó por desmontar un mito: el del expresidente prófugo y millonario. No lo es. Al menos, no lo parece.

Sin embargo, los que hoy gobiernan con todo y su discurso de “pueblo”, visten relojes de lujo, comen en restaurantes de élite y viven en una burbuja dorada de impunidad. El verdadero enemigo no es quien ya se fue, sino quién miente mientras se queda.

Quién fuera amigo, familiar o compadre de AMLO o de sus cercanos o uno de los oportunistas redimidos de sus pecados por el solo hecho de sumarse al “movimiento”, a ellos la vida les sonríe y no tienen problemas ni con la justicia, ni con nada. El país es de ellos.

X: @diaz_manuel