Mucho se ha hablado en los últimos días en México de la ausencia de liderazgos en el país.
Sintonizar una estación de radio de provincia donde se hace análisis de coyuntura política, nos ofrece con alta frecuencia este ’constructo mediático’: “es que ya no hay líderes como antes, que se enfrentaban al gobierno… Que defendían a los maiceros, a los campesinos, a los presos políticos; … Cómo se extraña a ‘fulanito’ o a ‘menganito’, ese sí tenía con qué...”
Lo mismo se escucha en los canales y plataformas televisivas de la CDMX… En los corrillos políticos, en los cafés… Pero esta no es más que una idea incompleta… Un argumento de la parte ‘no oficialista’ que está muy cercana a ser un auténtico sofisma… Una falacia argumentativa.
Simplemente no hay líderes… Porque tampoco hay pueblo … Como el de antes.
Si como definió Hans Kelsen “el derecho es validado por la sociedad, siempre y cuando sean legitimadas (o asumidas, aceptadas, obedecidas) las normas mismas que prevalecen, aun después de una revolución”.
Así también puede decirse que un liderazgo tiene que ser primero legitimado (o asumido, asignado, confiado y obedecido) por un pueblo que respalda en todo momento ese movimiento o idea central a defender.
Mientras no sea el pueblo el que “empiece a moverse”, no surgirá -como producto de este, ningún liderazgo legítimo ni eficaz, que lo interprete… Y lo encabece… Es así y no al revés. Nadie inventa un movimiento… Ni tiene su patente. La revuelta orienta y respalda al líder.
Es real… El pueblo o la sociedad, mejor sea dicho, no es una categoría filosófica abstracta; existe, tiene movilidad, tiene formalidades y fundamentos o principios que la inspiran.
Por eso y como resultado de aquella legitimación colectiva señalada líneas atrás, al interior del sector empresarial mexicano, es que ya empieza “a moverse” y también a ser mencionado al interior de los emprendedores, el nombre de José Medina Mora, para dirigir en el próximo período a ese importante organismo empresarial denominado el Consejo Coordinador Empresarial (CCE).
Una vez emitida la convocatoria para el proceso electivo, Medina Mora confirmará su candidatura cuando se abra el registro, a partir del 6 de noviembre. Su propuesta se basa en dos conceptos que son clave en este momento: Diálogo y Unidad, con una visión integral para incluir en una agenda común las diferentes propuestas y los intereses amplios y diversos del empresariado mexicano, incluyendo a las empresas de todos los sectores y de todos los tamaños.
José Medina Mora va firme por el CCE y su perfil, que reúne experiencia, visión, liderazgo y que prioriza el diálogo constructivo, la unidad del sector empresarial y una visión social para lograr un México con desarrollo inclusivo, ha sido bien recibido por distintos líderes de la iniciativa privada.
Medina ha sido un interlocutor válido y respetado en el gobierno federal, pues la defensa de los intereses de los empresarios que representa ha sido firme, argumentada y siempre acompañada de propuestas para tender puentes que permitan llegar a acuerdos en beneficio del desarrollo del país.
Privilegia siempre de por sí, un enfoque hacia el diálogo abierto y constructivo con el gobierno federal. Así lo ha demostrado en todas y cada una de sus responsabilidades en su vida, incluyendo su paso al frente de la Coparmex.
De tal suerte que si en México, hoy día, lo que se ocupa en la mayoría de los sectores poblacionales representados ante el gobierno, es un liderazgo que sea lo suficientemente pragmático para no entrar en conflictos estériles, que cancelen cualquier posibilidad de entendimiento entre ese sector y el resto del Estado mexicano… Desde la modesta óptica del suscrito, José Medina Mora representa el liderazgo idóneo para el órgano empresarial mexicano llamado CCE, a partir del próximo mes de diciembre. El “organismo cúpula” por antonomasia, que aglutina a los 14 organismos camarales asociados más grandes de este país: Concamin, Concanaco, Coparmex, AMIS, CMN, CBA y ABM entre otros.
Porque además ese es la aspiración genuina que predomina en nuestra sociedad, no solo al interior del sector de los empresarios: tener un liderazgo que logre consenso en la generalidad y, sobre todo, que se convierta en un interlocutor inteligente ante las autoridades, para poder compartir la responsabilidad de conducir a la nación con políticas modernas y funcionales a la realidad que vive el país en el concierto universal.
Uno de esos temas vitales para el país sobre el que pronto estaremos gravitando, por cierto, es el de la renegociación del tratado trilateral de comercio con América del Norte (T-MEC por sus siglas), en el que no se puede -ni se debe- dejar sola a la presidenta Sheinbaum, por más ajeno que se pretenda ser a su movimiento político, a su gestión o a sus resultados…
Un buen resultado en la negociación, de ese vital tratado para nuestro país, resulta indispensable para retomar el camino del crecimiento económico y la estabilidad social vista hasta hoy.
Medina Mora no solo aspira a ser un mediador entre la iniciativa privada y el Estado, sino también un promotor de soluciones concretas que impulsen el Plan México y el Plan Nacional de Desarrollo, instrumentos esenciales para afrontar los desafíos económicos y sociales del país.
Desde que anunció su aspiración para contender por la presidencia del CCE, Medina Mora ha sostenido reuniones y mantenido un diálogo constante con líderes empresariales e incluso, con funcionarios del gobierno federal interesados en escucharlo y conocer su visión de país.
Sin duda, ser representante de un sector como el empresarial en México y en el mundo, no es una tarea fácil…
Se necesita estar dotado de la sensibilidad suficiente para encontrar el equilibrio entre una política armónica, de diálogo y negociación permanente con las autoridades, pero sin abandonar aquella “mística empresarial” heredada por Joseph Schumpeter al mundo, a mediados de aquel siglo XX, imbuido en el Welfare State.
Mística que se refiere a la naturaleza excepcional e irracional de la figura del empresario, quien no actúa principalmente por motivos de lucro, sino por un impulso innato para innovar y crear.
Esta figura es el motor de la “destrucción creativa”, el proceso que impulsa el desarrollo económico al reemplazar lo viejo con lo nuevo.
Los compañeros de gremio de José Medina Mora, están convencidos de que él “puede con ese paquete”; que sabrá acompasar un liderazgo armónico con la política del Gobierno… Sin descuidar la defensa y el desarrollo de una cultura empresarial al servicio de los ciudadanos y los consumidores.
X: @pequenialdo o @CalderonHallal1




