Si bien la derecha mexicana no se cansa de dar espectáculos patéticos, la alcaldesa de Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega, se acaba de ganar un lugar privilegiado en el circo de la desvergüenza. Porque una cosa es ser ignorante, otra es ser oportunista, pero combinarlo con un descarado robo a plena luz del día ya es todo un récord, incluso para los estándares mediocres del PAN.
El 16 de julio, la alcaldesa de Cuauhtémoc y feminista de chocolate decidió “hacer patria” —según ella— y mandó retirar el monumento “Encuentro”, que desde 2018 conmemoraba el histórico encuentro entre Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara en la Ciudad de México. ¿El pretexto? Un cuento barato sobre supuestas “irregularidades” y quejas vecinales. ¿La realidad? Mentiras, show, ignorancia… Y un delito en proceso.
Los documentos oficiales no mienten: el Comité de Monumentos y Obras Artísticas (COMAEP) autorizó la instalación en 2020. Alessandra lo sabe. Lo sabía cuando ordenó el retiro y lo sabe ahora que se niega a devolver las estatuas. Porque aquí no estamos solo ante una alcaldesa ignorante, estamos ante una vulgar ladrona de patrimonio histórico.
Sí, ladrona, no hay otra palabra. Las estatuas fueron retiradas sin razón válida, sin procedimiento legal y ahora están escondidas, secuestradas por una alcaldesa menor que cree que puede apropiarse de bienes públicos solo porque su minúscula base de bots le aplaude cada ocurrencia. Robo puro y duro, con prepotencia de influencer.
Mientras tanto, la presidenta Claudia Sheinbaum ha sido clara: la historia se respeta, los símbolos de la resistencia latinoamericana tienen su lugar en esta ciudad. Incluso el embajador de Cuba en México, Marcos Rodríguez, defendió el legado revolucionario con altura. Pero la alcaldesa prefiere presumir en redes sociales su pequeño saqueo como si se tratara de una gran hazaña política, para quedar bien con la mafia mediática, con los voceros del clasismo y del odio, con la fauna de redes sociales que aplaude cualquier ataque contra símbolos de resistencia.
Lo que ocurre en Cuauhtémoc es una muestra más del desastre que trae consigo la derecha cuando llega al poder: desinformación, vulgaridad y saqueo, siempre saqueo. Porque aunque se disfracen de “feministas de moda” o “defensoras de la democracia”, terminan comportándose igual o peor que los peores caciques de antaño. La única diferencia es que ahora suben stories mientras se roban el patrimonio del pueblo.
Pero que le quede claro a Rojo de la Vega y a los suyos: las estatuas no son suyas. Ni Cuauhtémoc es su feudo, ni la historia es un adorno para su Instagram. Puede esconderlas un rato, puede hacerle el favor a la derecha cavernícola, pero el pueblo tiene memoria, la historia tiene fuerza y la dignidad siempre termina por imponerse.



El saqueo fifí no pasará. Y cuando este lamentable episodio termine —porque va a terminar—, la señora Alessandra no será recordada como “la alcaldesa que recuperó el espacio público”. Será recordada por lo que es: la alcaldesa que mintió, que robó y que se arrastró para complacer al sector más ignorante y reaccionario del país.
Las estatuas volverán. La dignidad vencerá. Y Rojo de la Vega pasará al basurero de la historia, entre los mediocres que quisieron borrar la memoria… Y fracasaron.
X: @Renegado_L