Tremenda herencia la que recibe la nueva administración en temas de seguridad y violencia. El sexenio que recién terminó fue el más violento de toda la historia de México, con más muertos, secuestros, cobro de piso, extorsiones e inseguridad generalizada, de esa forma terminó el gobierno que para pacificar al país, en lugar de una estrategia de seguridad, implementó un slogan: “abrazos, no balazos”.
El problema es grave y urgente, no existe una llave mágica para resolverlo, no se trata de frases pegajosas, sino de estrategia, planeación, profesionalismo y visión, algo que faltó a los dos secretarios de seguridad, Alfonso Durazo y Rosa Icela Rodríguez, y a los dos secretarios de las fuerzas armadas, ambos con fuertes cuestionamientos sobre su presunta relación con el crimen organizado, Luis Cresencio Sandoval Y José Rafael Ojeda Durán.
Todos fallaron
Otro de los acelerantes de la violencia y causa de que el crimen organizado hiciera del país no solo su laboratorio clandestino y terreno para el trasiego de droga, sino su campo de batalla fue sin duda la pobre actuación de la Fiscalía General de la República a cargo de Alejandro Gertz Manero que, de plano, durante todo el tiempo se supo nada más de sus pillerías y de las venganzas de él y de su jefe el presidente de la república.
De acuerdo con datos del INEGI, durante el año pasado la FGR abrió poco más de 70 mil carpetas de averiguaciones previas, investigaciones y carpetas de investigación en materia penal, cifra apenas superior a las más de 60 mil que se arrastran como “pendientes”. Es decir, más de cien mil.
A lo anterior se suma que en apenas seis días del nuevo gobierno, de acuerdo con el conteo oficial, se han registrado un promedio de más de 81 asesinatos diarios, cifra que de mantenerse, hará de octubre el mes más violento desde hace cuatro años.
Crímenes de alto impacto
No se resolvió ninguno de los casos por sangrientos o indignantes o mediáticos que fueran, desde masacres como la de la familia Lebaron, hasta el fin de semana pasado, donde la brutalidad se convirtió en signo, con el asesinato del alcalde de Chilpancingo, Guerrero.
Y peor aún, el hecho ya conocido de que más de tres cuartas partes de los gobernadores de extracción morenista tienen señalamientos o averiguaciones previas por su vinculación con el crimen organizado, como el caso de Morelos con Cuauhtémoc Blanco, el de Sinaloa, con el gobernador Rocha, el de Sonora, con el gobernador Durazo, y el de SLP, con el gobernador Ricardo Gallardo.
El conjunto de los hechos indica que durante los seis años de gobierno de la 4T privó la impunidad y la violencia, causando un terrible impacto en la sociedad. Según la organización Causa en Común, desde el inicio del gobierno de AMLO, hasta diciembre de 2023 se registraron más de 2000 masacres.
Otros casos
Como nunca se han presentado casos de violencia extrema que nos han puesto los pelos de punta como los 801 asesinatos y múltiples casos de tortura, mutilación y descuartizamiento de mujeres.
1793 casos de tortura y 808 casos de mutilación, descuartizamiento y destrucción de cadáveres.
Son números alarmantes y reflejan la gravedad de la situación de inseguridad en México. Son el resultado del desgobierno de AMLO que se caracterizó por la falta de coordinación entre las fuerzas de seguridad, la corrupción y la falta de reformas en las estructuras de seguridad y justicia, factores que contribuyeron al estado en que nos encontramos actualmente.
Cambio de enfoque
Lo grave de que un alcalde haya sido descuartizado de la forma en que lo hicieron, es que parece un mensaje a la nueva administración, de que el crimen organizado quiere mantener la impunidad y libertad de acción.
Para abordar la inseguridad se requiere un enfoque integral que fortalezca las instituciones de seguridad y justicia, promueva la prevención del delito y fomente la cooperación internacional.
El nuevo secretario de seguridad, Omar García Harfuch presentó la estrategia de seguridad donde destacan al menos cuatro puntos vitales que marcan un cambio: atención a las causas que generan la violencia y la delincuencia. Consolidación de la Guardia Nacional. Fortalecimiento de la coordinación entre las dependencias de seguridad de los tres niveles de gobierno. Creación del Sistema Nacional de Inteligencia.
Esperemos que sea algo bueno y se dejen de propaganda barata y malas bromas con frases como “abrazos no balazos”, tomando con seriedad sucesos tan lamentables como las masacres.
X: @diaz_manuel