A unas horas de que se defina al coordinador o coordinadora de los comités de la defensa del voto para el proceso electoral que jugará Morena, mucho dependerá de la unidad para ganar el ejercicio sucesorio. Otras de las ventajas que sujeta el lopezobradorismo, además de las encuestas a su favor, es que hay una oposición blandengue que, desde hace algunos años, está técnicamente derrotada. De hecho, si medimos el grado de degradación que tiene en estos momentos, podremos tener un criterio más claro de la profunda crisis que viven.
Esto se debe, claro está, al estigma que cargan desde hace muchos años. Los persigue el pasado de la corrupción y, hoy en día, la simulación de sus procesos democráticos. Esas apariencias los pone en tela de juicio. Como sabemos todos, su proceso de elección fue, ni más ni menos, una apariencia de cierta forma grotesca. Es posible que eso sea calificado como una ficción. Incluso, en este espacio de opinión lo dijimos desde un principio: es una vacilada el montaje que pusieron en marcha para intentar legitimar un ejercicio que, a la luz pública, se trata de un circo mediático.
Desde un principio todos sabíamos que la senadora Xóchitl Gálvez, sería la abanderada de la derecha en México. De hecho, el control de la toma de decisiones recayó, todo parece indicar, en la figura de Claudio X. González. Se puede decir que era un hecho cantado, pues ni el PRI, ni muchos menos el PRD, tiene poder de decisión. El más claro ejemplo es el líder del Revolucionario Institucional. Ante la enorme presión que ejercieron en él, no tuvo más remedio que doblar las manos y bajar a su candidata, que, dicen los que saben, crecía en las encuestas internas del Frente.
La cuestión es que inflaron mucho la imagen de Xóchitl Gálvez y, una victoria de Paredes hubiera terminado por ser la hecatombe interna en la derecha. O sea, le quieren sacar provecho al derroche de dinero que han invertido en los medios para posicionar a Gálvez. Por eso aceleraron el destape cuando, se supone, el proceso iba a evaluarse todavía.
Quizá la presión de los grupos potentados y los acuerdos signados con anterioridad aceleraron el paso. Recordemos que, en el caso de la elección del Estado de México y Coahuila, trascendió que el PRI llevó mano para designar abanderados. Siendo así, no tenía margen de maniobra para negociar, pues agotó esa posibilidad hace unos meses. Y como al PRD no lo toman en cuenta, la decisión final salió del PAN. Además de ello, quisieron realizar un acto político en San Lázaro, en el marco de la entrega del quinto informe de gobierno.
Contaron con su momento de unidad, no podemos negarlo, sin embargo, la oposición está derrotada. Y no solo lo dicen las encuestas, sino el propio comportamiento de la derecha. Tuvieron que estar muy desesperados para decidirse por Xóchitl. Lo digo con mucho respeto, pero, la senadora, está muy limitada. Esto se puede ver claramente cuando se debate o se expresa. Lo mismo ocurre en su narrativa; no tiene elocuencia, ni mucho menos impacto. A lo que le apuestan, claro está, es a encontrar construir una discusión con el presidente Obrador. Buscan tribuna y ganar terreno en los temas dominantes de la agenda.
El problema de ello, todos tenemos conocimiento, es que la oposición no tiene ninguna injerencia en su opinión. Los temas están acaparados y dominados por el mandatario federal. Sabemos que han intentado por esa estrategia y, en medio de este proceso, le apostarán al derroche de dinero para impulsar a Xóchitl, especialmente los grupos potentados del país. Aun así, la oposición está derrotada y, en la medida que Morena garantice la unidad, el Frente no podrá ni asomar las narices. Están contra las cuerdas, al punto en que, para abanderar a la derecha, se decidieron por Gálvez, pensando que sería la panacea porque un día tocó las puertas de Palacio Nacional para llamar la atención.