Este primero de mayo se visibilizó que los sindicatos en México han sido obstáculo, paradójicamente, para que miles de trabajadores accedan a sus derechos, particularmente, en aquellas empresas que construyeron elefantes a modo, sindicatos blanqueados con lejanía de las exigencias laborales, espacios diseñados para construir y perpetuar privilegios de una “oligarquía” trabajadora en beneficio de sus dueños patronales.

Al menos, ese tipo de sindicato tuvo Mexicana de Aviación, que tras quedar en quiebra experimentaron el abandono, cambio y conflicto con los dirigentes llamados a las mesas de negociación, de las que tan sólo algunos pudieron beneficiarse.

La iniciativa privada no ha sido la única en tener sindicatos que protegen intereses patronales más que colectivos. En nombre de los sindicatos, en México, se ha saqueado y enriquecido. Desde sindicatos de maestros, de trabajadores de PEMEX, de Luz y Fuerza, del empresas privadas, de la propia Mexicana de Aviación. Quién diría que la figura creada por obreras y obreros para frenar la explotación de la revolución industrial parece haber llegado a una ruptura sin retorno.

¿Sirven de algo los sindicatos únicos que construyen nuevas clases explotadoras que mercantilizan afiliados para obtener prebendas? Al menos, en nuestra Constitución de 1917 fueron innovación y progreso, fuimos de los primeros países en América Latina que adoptaron la tendencia surgida en Inglaterra durante la primera mitad del siglo XIX. Los sindicatos eran la gran promesa de las izquierdas que en el marco de la lucha de clases creyeron ser capaces de frenar los embates del capitalismo sin percatarse de que entrando ya en la era neoliberal, las clases más privilegiadas podrían “absorber” a aquellos representantes para convencerles de que podían convertirse en “uno de los suyos”, que a través de la sumisión y la obediencia, tal vez, serían parte del 1% algún día.

A raíz de la quiebra de Mexicana de Aviación, más de 8000 empleadas y empleados quedaron en estado de indefensión. Sus líderes sindicales negociaron y aceptaron pagos, se convocaron a otras asambleas para designar a otros líderes y no es hasta ahora que con la incorporación de una nueva aerolínea nacional a las filas de la SEDENA, la compra-venta de la marca y la transacción oficialista que terminó por concretarse con algunas de las reformas aprobadas en el Senado durante la madrugada del viernes en la Antigua Casona de Xicotencatl a la Ley de Aviación, podrán comenzar a ver más algo de luz al final del túnel.

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Los más beneficiados de las primeras negociaciones fueron directivos y pilotos. Sobrecargos desempleados han marchado este primero de mayo acusando estar en un estado de indefensión complejo, ya que al menos existen 10 sobrecargos que a lo largo de estos 13 años de negociaciones no fueron considerados por el anterior secretario general, quien logró colocar a 800 trabajadores en la única empresa que hoy queda afiliada a ese sindicato.

Acusan que “Aeroméxico no ha logrado llegar a un acuerdo, por demás discriminatorio con base al artículo 5º Constitucional y el cual establece que la nueva representación sindical de Ada Salazar únicamente se encuentra velando por sobrecargos activos mientras que excluye a las minorías que están fuera por rebasar la edad”.

¿Y cómo podría ser un sindicato blanco además de cupular? Bingo. Machista.

Resulta ser que no solamente las mujeres tienen fecha de caducidad en un sistema patriarcal donde se valora la juventud y la belleza, sino que en la industria de la aviación, tal mandato es una política empresarial. Aunque la discriminación por edad es delito, sobrecargos consideradas “mayores” enfrentan el desempleo, el maltrato y el capacitismo por parte de sindicatos que les impiden acceder a un empleo.

La nueva aerolínea Mexicana de la Cuarta Transformación no puede continuar perpetuando la exclusión ni la discriminación. Durante la protesta de sobrecargos la petición no exige privilegios, pide el reconocimiento más básico de la dignidad humana y los derechos:

“Queremos solicitarle de la manera más atenta se tenga en cuenta nuestra experiencia y más ahora que el cabotaje quedó a nuestro favor podamos ser contratados a le brevedad. Contamos con total capacidad y adiestramientos de alta calidad en seguridad y servicio para llevar a nuestro país a ser categoría 1 nuevamente.”

No caducar por rebasar una edad, no ser vistas como elementos decorativos u objetos que se puedan reemplazar “por otros más nuevos”, no mantener la injusticia de aquellos trabajadores que se han quedado sin un sindicato que les defienda, pero principalmente, no mantener los vicios de la industria aeronáutica que durante muchos años se convirtió en una industria abusiva.

Así lo han pedido “Sobrecargos Desempleados de Mexicana de Aviación y Transportes Aeromar”. Si ser mujer en un entorno de exigencia superficial que nos asigna valor a partir de nuestro atractivo sexual y juvenil es una violencia tremenda, me es imposible además imaginar lo que implica ser una profesional en cuya carrera, un día, simplemente, ya se rebasó la edad. Inaceptable. Ojalá sea la propia Secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, la que pueda verificar aquellas reglas abusivas impuestas a sobrecargos para entonces, poder corregirlas.

Twitter: @ifridaita