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La calificadora estadounidense Moody’s Investors Service (Moody’s) rebajó hace unos días la calificación de Petróleos Mexicanos (Pemex) a “ca” desde “caa3″ debido a las mayores necesidades de liquidez, un mayor costo de capital y elevados vencimientos de deuda que enfrentará la compañía en los siguientes 2 o 3 años.

El decremento en la nota de la hoy empresa productiva del Estado implica que la petrolera tendrá que pagar un mayor interés al emitir nueva deuda, por tener un mayor riesgo, lo que complicaría la restructura de sus débitos y significaría un aumento de sus costos financieros.

La calificadora estadounidense también bajó a B3 desde B1 la calificación de familia corporativa (CFR, por sus siglas en inglés) de la petrolera estatal, las calificaciones respaldadas senior quirografarias de las notas existentes de la compañía, así como las calificaciones respaldadas senior quirografarias de Pemex Project Funding Master Trust.

Los motivos que esgrime Moody`s para rebajar la nota de Pemex es que la empresa “enfrentará mayores riesgos de negocio al continuar ampliando su capacidad de refinación y al tratar de incrementar su producción”, además de los riesgos ambientales, sociales y de gobernanza, lo que ha llevado a que algunos bancos limiten su exposición a la compañía.

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El haber bajado la nota de la petrolera estatal sus bonos quedan en un nivel altamente especulativo considerados como “bonos basura

El decremento en la nota de la compañía petrolera mexicana parece una acción poco ética y profesional por parte de la empresa calificadora pues no se reconocen los esfuerzos que ha tenido la compañía estatal para aumentar su producción en petróleo y combustibles, y que la inversión para esto se ha hecho con recursos fiscales del gobierno federal y no es dinero de la empresa, por lo que no hay nuevos débitos para la paraestatal.

Para Moody´s los requerimientos de liquidez y el flujo de efectivo de la petrolera estatal aumentaran en los siguientes tres años debido a los altos niveles de vencimiento de deuda y al menor flujo de efectivo operativo derivado de la expansión de su negocio de refinación, que generó pérdidas operativas del orden de 88 mil 893 millones de pesos de enero a septiembre de 2023.

Tras darse a conocer la rebaja de la nota de Petróleos Mexicanos, sus bonos con vencimiento 2030 cayeron de hasta 2.9 centavos por dólar a 84.6 centavos, según datos de Trace.

La empresa petrolera mexicana enfrenta vencimientos por 10 mil 900 millones de dólares, aunque la mayoría fue cubierta por una transferencia financiera del gobierno de México que le asignó en su presupuesto de este año.

La compañía estadounidense reconoce que Pemex bajo el gobierno de la cuarta transformación (4T) ha podido revertir la caída de la producción y de las reservas. Pero observa que esto no es suficiente para detener el deterioro de la deuda de la empresa, que además enfrenta una limitada capacidad para la inversión de capital en un entorno de alta volatilidad de los precios del petróleo y los combustibles a nivel internacional.

Sería bueno recordar la mala lectura de la economía mexicana y el sesgo poco profesional de la calificadora Moody´s evidenciado en el 2009 cuando se le asignó una alta nota a la deuda soberana de México cuando había evidencias de una crisis económica en el país y un pésimo manejo de las finanzas públicas.

El Producto Interno Bruto (PIB) de México decreció en el año 2009 en 5.9% en comparación del año anterior, y existían muchas evidencias de que esto pasaría dado, el deterioro de las finanzas públicas y la reducida capacidad fiscal del gobierno para enfrentar la baja en ingresos, un considerable crecimiento de la deuda externa, además de la crisis financiera y económica global, y la reducción en la producción de petróleo y de gasolinas, además las torpes medidas anticíclicas del gobierno de Felipe Calderón, lo que evidenció las debilidades económicas del país.

La situación financiera de Petróleos Mexicanos no es nada buena, pero se hacen esfuerzos para aumentar la producción de petróleo y de combustibles y no depender tanto de los energéticos importados para satisfacer el mercado interno.

En el gobierno de la cuarta transformación la petrolera estatal ha registrado un aumento en la producción de petrolíferos en la mayoría de sus refinerías, a excepción de una. Si bien, hay un importante incremento en la elaboración de combustóleo, un producto no rentable para la empresa productiva del Estado, también hay un crecimiento en gasolinas, diésel y turbosina que sí generan valor.

De acuerdo con datos de Pemex, en el último año del sexenio de Enrique Peña Nieto (2018), la producción de petrolíferos (gasolinas, diésel, turbosina, gas LP y combustóleo) en las seis refinerías que operan en el país, cerró con un promedio de 628 mil 508 barriles diarios, mientras que, de enero a julio de 2023, la producción promedio es de 847 mil 938 barriles al día, un incremento de 35%.

La actual administración federal invierte 8 mil millones de dólares en dos plantas coquizadoras para las refinerías de Tula y Salina Cruz con el fin de reducir la producción de combustóleo, un petrolífero altamente contaminante con el que Pemex pierde dinero, y aumentar la producción de gasolina y diésel.

La producción de hidrocarburos líquidos de Petróleos Mexicanos en el primer semestre del año pasado creció 6.35%, según el reporte de estadísticas de la empresa.

La producción fue de un millón 867 mil barriles por día en promedio, monto mayor en 112 mil barriles respecto al millón 755 mil registrado en el mismo periodo de 2022.

El pasado mes de julio, Pemex dio a conocer un sólido desempeño financiero al reportar una utilidad neta de 82 mil millones de pesos durante el primer semestre de 2023, según el informe financiero enviado a la Bolsa Mexicana de Valores.

Moody´s no vio los esfuerzos que se están haciendo en Pemex para salir de la crisis en que la dejaron en anteriores sexenios, pero eso sí, premian a empresas con problemas financieros y que defraudan a inversionistas y consumidores, como lo hicieron con Enron.