México se ha quedado casi solo, pasa por un proceso de cambio de régimen cuyo destino será lo que verdaderamente significa la Cuarta Transformación.
La primera, fue la independencia, donde nació México; la segunda, la guerra de reforma, que dio sentido republicano a la nación con la Constitución de 1857; tercera, la revolución que generó instituciones democráticas como el sufragio efectivo y la no reelección; y ahora, ya en el segundo piso de la Cuarta Transformación, la destrucción de lo que las tres anteriores construyeron.
Destrucción sin oposición
La 4T destruye el sentido de nación para convertirlo en territorio patrimonio de una oligarquía y una elite del poder.
La 4T es pasar a una autocracia populista y tirana, plena de radicalismos y obsesiones ideológicas trasnochadas que con el tiempo sumirán al país en la miseria, la desigualdad, la represión y la pérdida de los derechos humanos.
Lo más lamentable es que hasta ahora los partidos de oposición que dicen representar a millones de personas que no comulgan con los objetivos de la 4T, el PRI, PAN y lo que quede del PRD no se hacen escuchar.
No hay propuestas, no hacen nada para detener la barbarie de Morena y sus dirigentes, Alito, Marko y Chuchito, sólo vociferan y levantan la voz cuando hay algo que negociar, desde impunidad hasta contratos, notarias o lo que les interese, pero de los principios que dieron origen y fundamento a sus partidos absolutamente nada. Las inconformidades de la sociedad a la que dicen representar y que exige que levanten la voz, son ignoradas totalmente.
No figuran
Los legisladores de estos partidos están de adorno en el Congreso, sirven cuando los necesitan para convalidar y fingir oponerse para justificar las imposiciones.
Aprueban activa o tácitamente que las iniciativas se voten sin discusión y sin cambiarles ni una coma y a cambio son premiados, algunos con todo cinismo como los Yunes, o las diputadas del PRD, quienes ya no ocultan que por billetazos o chantajes, ya son morenistas.
Sin representación, la ciudadanía que salió a las calles a defender al INE y a la Corte, terminó por pasmarse y permitir que barbarie de la 4T, los abusos y la indignante opresión que ya empezamos a sentir se normalicen.
Los nuevos y los de siempre
Entre los empresarios, están los que se niegan a levantar la voz o defender sus derechos y se conforman con la promesa de que, si esperan, habrá oportunidades. Otros se venden por contratos, concesiones y corruptelas.
¿Cuántas veces hemos escuchado en estos últimos meses sobre empresas que salieron de la nada para recibir beneficios sólo por ser amigos de los hijos de AMLO, o de Nahle o de Adán Augusto?
Y, claro, están los de siempre, la mafia del poder, los Slim, Peralta, Salinas, Rincón, Vázquez, Hank y Larrea, que concentran la riqueza, que no permiten la innovación por parte de empresarios y emprendedores y que se protegen, impiden la inversión extranjera y odian la competencia. La oligarquía que ha amasado fortunas a expensas del gobierno por las concesiones, proteccionismo y prácticas desleales.
Nunca han creado nada, no han promovido la investigación o el desarrollo ni han generado condiciones de equidad, solo han exacerbado sus ganancias a costa del pueblo.
A poco más de un mes, la presidenta que ganó con el mayor número de votos también parece haber claudicado y, para complacer los caprichos de su antecesor, desampara a la nación dejándola en manos de los duros e incondicionales.
El retraso de la mudanza
AMLO dijo que al terminar su mandato no se iría de inmediato a su quinta de Palenque, que permanecería “aclimatándose”. Lo cierto, es que no se sabe dónde está, es difícil imaginarlo caminando por la calle sin que fuera, por decir lo menos, abucheado. Lo que sí se sabe es que Claudia no vive en Palacio. Entonces, si AMLO no se ha ido y la presidenta no se ha mudado ¿Quién vive en Palacio Nacional donde acuerdan todo?
Nada ha hecho la presidenta para contrarrestar la destrucción que dejó su antecesor, por el contrario, abiertamente apoya la destrucción de la Corte, la desaparición de los órganos autónomos y la concentración del poder, pero ¿es ella quien lo ejerce?
Rumores hay muchos, como quienes dicen que la reforma de supremacía constitucional fue operada por Andy con Adán Augusto López y que salió de Palacio sin que se discutiera con la presidenta.
Al final, son muy pocos personajes los que han afrontado estos tiempos con entereza y dignidad, como la panista Adriana Dávila que continúa en la lucha y es quizá la única voz que representa realmente a la militancia y los principios de su partido con propuestas y debate de altura.
También hay que reconocer a otros, a los ministros de la Corte que han defendido la ley, la constitucionalidad y la república, y aunque por ello hayan tenido que enfrentar toda clase de agresiones, insultos y presiones, han sabido mantenerse estoicos ante los embates del poder.
X: @diaz_manuel