Las denuncias, acusaciones y enfrentamientos entre Morena, el gobierno federal, gobernadores y legisladores incluidos los de su alianza del PVEM y PT, conversos y traidores, solo muestran la disputa por el poder y por los contratos de suministros, obras y comercialización de lo que sea que tenga que ver con el gobierno.

Aunque quieran tapar el sol de la corrupción con un dedo, los rayos se desbordan y están impactando el funcionamiento del gobierno en temas de economía, política y en lo social.

Descontento, autoritarismo y perdón

Antes de la elección de 2018 se percibía un “malhumor social” provocado por el exceso de corrupción en el gobierno de Peña Nieto y por los brotes de inseguridad y presencia del crimen organizado en ciertas zonas de la república, esos temas fueron capitalizados por el candidato opositor que prometió eliminar el “flagelo” de la corrupción y pacificar al país en los primeros seis meses de su gobierno: “No vamos a permitir ni la corrupción ni el amiguismo ni nepotismo ni ninguna de esas lacras”.

Sin embargo, ahora es posible observar que AMLO realmente estaba haciendo todo un entramado de poder autoritario para él y los suyos, partiendo de engañar a propios y extraños, haciendo aliados a unos y perdonando a otros para que siguieran haciendo de las suyas, pero en favor de él y su familia.

Contando con la complacencia del presidente esos grupos robaron a manos llenas y tomaron ciertos controles políticos en sus estados, siempre y cuando no se sobrepasaran y respetaran que quien manda es él y nadie más.

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Entramado de corrupción e impunidad

En las elecciones de 2024 AMLO puso como candidato de Morena a quien se le antojó. No hubo un proceso real, sino una simulación. El circo de las “corcholatas” quedará como un mal experimento donde se confrontaba a los cuatro precandidatos: Claudia Sheinbaum, Adán Augusto, Ricardo Monreal y Gerardo Fernández.

Al final los tres que no ganaron exigieron como compensación posiciones de poder y los tres, de una u otra forma, no han dejado gobernar a la presidenta. Estos personajes que representan mucho de lo peor de la política aún responden al llamado de su líder y lo mismo aprueban leyes sin cambiar ni una coma, que modifican el sentido de las que manda la presidenta. Tampoco es casual que le cuestionen al secretario Omar García Harfuch las acciones y políticas que han dado algunos resultados positivos ni que Monreal le aviente a la secretaría del bienestar la cargada de Morena por los recursos.

En cuanto a la corrupción, AMLO dejó protegidos a los suyos, a Ignacio Ovalle, el exdirector de Segalmex que protagonizó uno de los más grandes fraudes de la historia; o Francisco Garduño Yáñez que se le murieron decenas de migrantes y aunque la institución es un nido de ratas, presionó para que se quedara impune y en su cargo. Qué decir del ex director de Pemex, Octavio Romero, que dejó quebrada a la paraestatal mientras hacía todo tipo de negocios y fortalecía el huachicol, cuya guerra fallida dejó más de 150 muertos en Tlahuelilpan y el huachicol fiscal, con el que se financiaron las campañas de Américo Villarreal y Rubén Rocha; o de las mega transas de Manuel Bartlett Díaz en CFE junto a sus incondicionales Miguel Reyes, Ángel Carrizales y otros que se refugiaron con Rocío Nahle, la gobernadora zacatecana de Veracruz que pasó de ser recaudadora de la campaña de AMLO, a triplicar el costo de la construcción de Dos Bocas favoreciendo con contratos millonarios a su esposo y compadres.

O del monumento a la corrupción, el Tren Maya, el juguete de AMLO para sus hijos, quienes metieron de contratistas a todos sus cuates para embolsarse sumas inimaginables y dejar un tren que no es eficiente ni funcional.

Con la reforma al poder Judicial AMLO protegió a Félix Salgado Macedonio, Cuauhtémoc Blanco y a la mayoría de los gobernadores que están al filo de la navaja, para que sean intocables.

Los hambrientos miran el festín

Pero AMLO traicionó a sus propios aliados y ahora piden lo suyo. Quieren privilegios, contratos, candidaturas, canonjías y demás, esto se aprecia en algunos grupos al interior de Morena y en sus aliados del PT y PVEM que se sienten desplazados porque no les tocó nada.

Reginaldo Sandoval, coordinador del PT en la Cámara de Diputados, exigió el pago del apoyo que han brindado a AMLO y a los suyos, amenazando incluso con no seguir en alianza para las elecciones del 2027. Dijo que la relación de ambos partidos “está congelada” y acusó a la militancia guinda de soberbia y de sentirse “invencibles” y “dueños de las entidades federativas”.

A estas alturas ya no se sabe si la reacción del PT fue motivada por la carta que envío la presidenta Sheinbaum en la que exige eliminar el nepotismo y la corrupción, o bien, por la amistad que une a Monreal y Alberto Anaya, que mandan un mensaje a Claudia de que en el 27 irá sola.

X: @diaz_manuel