Generalmente el mes de diciembre es muy complicado para la aviación, pues los vuelos van más llenos de lo normal y la gente se estresa. Me gustaría que fueran inexistentes, pero lamentablemente son varios los incidentes de pasajeros a los que de repente les da la peregrina idea de “secuestrar” una aeronave, y daremos cuenta ¡vamos a ello!

A este tipo de eventos en la aviación los conocemos como “interferencia ilícita” y en este caso, los sobrecargos están completamente preparados para reaccionar.

Me pasaron los videos que lograron grabar ¡y bueno, “México mágico”! una señora gritando “nada más deténgalo, no le hagan nada”, vaya ignorancia… ¡Señora!, intentar interferir en una aeronave es un delito y grave.

Pero vayamos a lo que todo mundo ha observado: el protocolo. Esto sucedió el día 8 de diciembre en el vuelo 3041 de la aerolínea de bajo costo Volaris, cuya ruta original era BJX-TIJ (El Bajío-Tijuana).

Según refieren testigos de los hechos, el pasajero intentó entrar a la cabina de pilotos utilizando su fuerza, nada más que el pobre hombre desconoce que a raíz de los hechos ocurridos un 11 de septiembre de 2001, las cabinas de pilotos están reforzadas.

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Esto es, ya no es fácil entrar. De hecho en realidad es imposible, porque la puerta tiene un mecanismo especial de seguridad, con una serie de códigos y procedimientos muy específicos -que evidentemente no voy a decir cómo funcionan- para alertar a los pilotos en la cabina, incluso sin tener que llamarles por el P.A. (sistema de intercomunicación entre cabina de pilotos y pasajeros).

El procedimiento aplicado, una vez que el pasajero intentó “secuestrar” el avión, fue desviarse al aeropuerto más cercano, en este caso el de Guadalajara. Ahí fue detenido por la Guardia Nacional el hombre de 31 años de edad, quien no iba solo, sino a acompañado de su mujer y dos hijos menores de edad.

Tengo que ser muy franca, porque no es agradable pero debe decirse de frente: hay gente que cuando se sube a un avión “enloquece”; se les conoce como pasajeros disruptivos. No hay lógica de querer desviar un vuelo rumbo a los Estados Unidos, cuando en el Aeropuerto de Tijuana puedes cruzar perfectamente “al otro lado”, ¡claro! si tienes papeles.

Para acabarla de amolar, este hombre no solo intentó secuestrar una aeronave -sin saber que eso en la actualidad es prácticamente imposible-, sino que además, cuando fue detenido, no contento con todo el alboroto a su alrededor, logró que chocara la patrulla que lo estaba trasladando.

Repito: hay gente que, así de la nada, sus neuronas hacen corto circuito y ejecutan acciones que no harían normalmente. Ahora, quédense tranquilos, el protocolo para interferencia ilícita se llevó a cabo, los pasajeros sí pueden auxiliar para someter a un pasajero disruptivo, y no por nada la aviación es uno de los transportes más seguros del mundo.

La nota generará muchas especulaciones, y despertará el interés por saber qué fue lo que pasó realmente. Pero dejemos que esas narrativas se ventilen en los foros correspondientes, que en este caso serán las agencias del Ministerio Público Federal, y en su caso algún juzgado en materia penal, porque sí, lo que cometió fue un delito, que no le permitirá llevar su proceso en libertad.

Les mando un saludo cariñoso desde Ginebra, Suiza donde estaré cubriendo el “Global Media Day” de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA por sus siglas en inglés).

X: @xime_garmendia