¿Qué significa el patriotismo en la 4T? En esta administración los valores nacionales, los héroes que nos dieron patria o los principios sobre los que se basa la nación fueron cambiados por una especie de sumisión al poder que representa el presidente, quien reescribe la historia y los valores nacionales por los que quiere imponer con base en sus creencias, intereses personales y su ambición aspiracionista del poder.
La historia según Andrés
AMLO habla de las culturas prehispánicas con total desconocimiento de su significado y legado, como si todos representaran lo mismo; habla de la historia del México independiente como si se tratara de un legado en su contra. Para él la historia se empieza a escribir a partir de su mandato.
En la historia que AMLO quiere construir él y nada más él, es el mayor prócer de la patria, es quien transformó el país en torno a un pensamiento único, cuando habla de la revolución de las conciencias, solo acepta a aquel que este con él, de lo contrario, son conservadores, corruptos, neoliberales o asesinos.
A diario, desde su poderosa tribuna mañanera, difunde su interpretación de la historia, la que sólo él dice saber, cuenta anécdotas y da chismes por hechos. Descalifica el trabajo de historiadores, académicos e investigadores, calificándolos de neoliberales y de estar en contra del “pueblo” y al servicio de los poderosos.
El presidente estudió la carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM y en su época había maestros de la talla de Gabriel Careaga, Ricardo Pozas y Pablo González Casanova, pero todo indicaría que no pasó por las aulas de estos grandes profesores. Seguramente no leyó las obras del Maestro Pozas, “Juan Pérez Jolote” o la de Careaga, “Mitos y Fantasías de la Clase Media en México” o la clásica de González Casanova, “La Democracia en México”.
Recientemente Guillermina Baena Paz, Coordinadora del Seminario de Estudios Prospectivos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM, en un brillante artículo titulado “La narrativa perversa del presidente y el futuro de México decidido por un 62%”, desmenuza la construcción de la narrativa perversa de AMLO y explica dónde estriba su poder, la simulación, la victimización, la polarización y lo que ella llama, “los tejidos finos de la perversión hacia la construcción cultural”.
La distorsión de la historia, la adaptación a sus intereses y un brutal complejo de inferioridad, han llevado a que la narrativa presidencial tergiverse la historia nacional y la convierta en un sin número de matices de sumisión, de alabanza a su persona, de polarización y de buscar que el pueblo se postre ante él.
Ante cualquier cuestionamiento, los complejos del presidente afloran: Por una parte, AMLO se ha vuelto el mayor anunciante de Netflix y de sus series producidas en México, sobre todos donde Argos Comunicación ha colaborado en la producción de series como El Señor de los Cielos, Señora Acero, Ingobernable, La Doña, El Chema, Camelia la Texana, La Patrona; Los Días de Ayotzinapa, que por cierto narra el polémico director del FCE, Paco Ignacio Taibo II, y El caso Cassez-Vallarta, una novela criminal donde pintan un México terrible, que distorsiona la realidad. Un ejemplo clásico de mentira y engaño, todo porque así les conviene al expresidente de Francia, Nicolás Sarkozy quien ha sido el único presidente de Francia encarcelado por corrupción y que hoy vive un encierro domiciliario con un brazalete.
El complejo de AMLO es que nadie puede estar por encima de él, y engaña con la verdad: Ha dicho una y mil veces que el Poder Legislativo, el Poder Judicial actúan con independencia y autonomía, que es respetuoso de los otros dos poderes y no se actúa por consigna, ni se dan órdenes, que no actúa como en otros tiempos.
La realidad es todo lo contrario, somete al poder judicial, ante cualquier fallo de la Corte contrario a sus intereses, los magistrados son víctimas de su ira, los acusa de todo, de ser corruptos de estar al servicio de los poderosos, de negar al pueblo, como él mismo lo reconoció, al fustigar a los ministros que él mismo propuso.
A los legisladores les ordena no cambiar una sola coma a sus iniciativas, de lo contrario, lo menos de lo que los acusa es de ser traidores a la patria.
Hoy se da el grito de independencia y sus invitados a Palacio no son mexicanos dignos y prósperos, son políticos de otros países con los que se alía con fines políticos que nada tienen que ver con México y nuestra independencia. El año pasado el orador principal fue el mandatario de Cuba, este año el invitado especial y con mayor publicidad es el expresidente de Bolivia, Evo Morales.
El patriotismo de AMLO es solamente que todo mundo se hinque ante él. Así lo dijo en su mañanera: ¿Por qué nos hincamos? Para estar iguales, es un acto de humildad, hasta el Nigromante decía, que era liberal: ‘Yo me hinco donde se hinca el pueblo’, pero la descomposición no sólo era en lo económico o una crisis de bienestar o una crisis política, era una descomposición en todos los órdenes de la vida pública, una decadencia.