Un país en donde -desde hace varios lustros- menos del 0.1% del total de la población (10 familias multimillonarias) concentra el 50% del total del ingreso nacional, es un país lacerantemente polarizado en lo económico justo por esa extrema desigualdad, pero en cuanto al contexto socio político -fuera de nuestro propio microcosmo en redes sociales- en realidad no existe tal polarización ideológica o por lo menos NO como quieren hacerlo creer los voceros del viejo régimen oligárquico, con prácticamente el 99% de los medios masivos -incluyendo a sus opinócratas conservadores copando todos sus espacios- controlados de una u otra forma por esa oligarquía económica y política.
Y aún con todo ello, lo que observamos con datos demoscópicos fidedignos en mano, es que -a poco más de 3 años de iniciado el gobierno progresista del Presidente Andrés Manuel- casi un 70% de mexicanos aprueban la gestión de gobierno de AMLO, y del otro lado tenemos alrededor de un 25% que defiende irracionalmente a esa minoría rapaz (ese 0.1%), a la cual jamás -como hemos dicho antes: ni en sueños- pertenecerán.
Por lo cual, es muy claro lo que tenemos aquí -desde la acera progresista- como proyecto, búsqueda y realidad en el mediano plazo: redistribución, desarrollo económico y social, bienestar, paz social, democracia y cambio. No obstante, en el otro lado del cuadrante conservador y reaccionario, no hay absolutamente nada, ninguna idea coherente, mucho menos factibilidad programática que vea por el interés del bien público de las grandes mayorías sociales, sin argumentos fundamentados en datos duros e indicadores de realidad, sin ninguna prueba fehaciente de sus dichos (por ende sus mentiras), amén del odio estúpido que esparcen día a día -y a todas horas- vía sus redes y sus medios masivos de desinformación.
La malo de todo ello, es que esa desinformación, manipulación, racismo y engaños de la derecha fascista, permean en ciertos sectores medios -incluso algunos con carrera universitaria- ignorantes de muchísimas cosas en el acontecer de la vida pública del país (tanto políticas, culturales, sociales, económicas, históricas, conceptuales o internacionales), lo cual los hace receptores y reproductores -con un rechazable aspiracionismo y clasismo a cuestas- de infamias sin ningún sustento plausible de veracidad.
La buena noticia, es que dentro de los círculos de izquierda progresista, la mayoría sabe y está consciente de lo que hay en juego y obviamente sé que están actuando en consecuencia, y eso es lo que da esperanza hacia el futuro. De los otros simplemente no hay nada que hacer: tristemente nunca entenderán que no entienden.
Por lo cual, con esa misma claridad y visión progresista, podemos ver que en la eliminación -por parte del gobierno de AMLO- del innecesario lujo, la ostentación y el suntuoso gasto del antiguo y corrupto régimen prianista, se han obtenido muy buenos réditos de ahorro público para redirigirlos (redistribuirlos) a programas y proyectos de inversión productivos y sociales, y eso de entrada: ya es todo un cambio en la concepción y optimización de la gestión pública de gobierno.
En esencia y como referencia básica de lo que se busca en varios puntos nodales (y que está en marcha), tenemos la construcción -paso a paso- de un verdadero sistema universal de salud pública (amplio y de calidad), además de alentar y reforzar la formación, capacitación y especialización de nuevos cuadros médicos.
Y todo ello con un enfoque de equidad, ya que no hay que olvidar -como prueba de fuego- que en la campaña nacional de vacunación anti Covid-19, se empezó justo por los municipios rurales, porque es ahí donde se tiene menos acceso a los centros de salud urbanos; por ello ahí tenemos una planeación factible junto con una ejecución adecuada no sólo con un enfoque equitativo sino además estratégico (en pos del bien público de las grandes mayorías sociales).
Así que para quienes aun no asimilan esto (fuera de los círculos reaccionarios pero aun sin entrar en los progresistas), seguiremos haciendo pedagogía sobre política social con otro ejemplo ilustrativo: Las becas para estudiantes como incentivo e impulso educativo, el cual es un programa universal, es decir, quienes lo reciben son TODOS las y los estudiantes de nivel medio público superior, lo que significa que NO es un programa clientelar y condicionado prianista para uso electoral. ¿Se empieza a entender?
Va otro ejemplo: #MiMéxicoLate uno de los más equilibrados, justos y prometedores programas del gobierno de Andrés Manuel, trabaja movido por un trazo esencial:
...”rescatar ciudades perdidas y marginadas del desarrollo económico, y recobrar, construir o rehacer espacios públicos en territorios donde el crimen organizado fue expandiéndose y creando sus propios dominios”.
Para que se comprenda, se trata de no sólo de hacer mucho más atractivo al país -respetando los ecosistemas- para el turismo nacional y extranjero, sino también darle inclusión y movilidad social a los pobladores más desfavorecidos de esas zonas turísticas, justo como lo está realizando correcta y programáticamente el gobierno de la república con toda la infraestructura regional de movilidad sustentable e ínter conectividad pública.
También contamos con una nueva política laboral, que trata de alentar la productividad con empleos estables, bien remunerados y con seguridad social (regulando adecuadamente la anterior y nociva subcontratación), reconstruyendo así, el enlace -otrora roto- entre salarios y demanda agregada.
Y en cuanto al enfoque de equidad de género: no sólo es el gabinete paritario -50/50 mujeres/hombres- único en la historia de México, es también el apoyo directo a jóvenes aprendices, a adultas mayores y a madres trabajadoras, así como las mejoras en la supervisión federal a los refugios en contra de la violencia de género, además de haber elevado a muy grave (sin derecho a fianza) los brutales, inhumanos y cobardes femininicidios.
En cuanto a la política de autosuficiencia y soberanía energética con eslabonamientos ínter industriales, vemos que la integración -en cadenas de valor- del sector energético va de la mano con la estabilidad de precios en gasolinas, muy pronto en la luz y también la transición en el mediano plazo a energías renovables. Así que: no te engañen más!
Es por ello que ante lo mencionado, los comentócratas conservadores se están desquiciando cada vez más, ya que frustrados por su fracaso (moralmente derrotados) ahora denuncian una inexistente persecución, ello cuando no ha habido una época con mayor libertad de expresión como la que hoy se vive en el país, además la crítica hacia ellos es de sentido común: la población informada les cree cada vez menos por sus opiniones sesgadas, porque no han hecho la autocrítica necesaria y obvio se les cuestiona -justamente- por lo alejados que están de la veracidad, el rigor analítico, la honestidad intelectual y sobre todo de la realidad que se vive día a día en las “alejadas” regiones del país; y por ello se les va a seguir desenmascarando con datos fidedignos y razón argumentativa sólida (que no les quedé la menor duda).
Y eso NO es polarizar, al contrario, es concientizar, así como tampoco es polarizar el combate a todas las formas de profunda corrupción pública del antiguo régimen oligárquico prianista, ni tampoco se polariza cuando por fin a las grandes corporaciones empresariales se les pide cumplir con sus cuantiosos adeudos fiscales -así como con los actuales- para con la hacienda pública mexicana, ya que simple y sanamente se trata de hacer cumplir la ley en un auténtico Estado Social y Democrático de Derecho.
Ese es el fin -y para bien- último, y se esta construyendo día a día, no es fácil, pero es lo que se debe de hacer aquí y ahora: ¡Sigamos adelante!