Hace dos años cuando por primera vez fui trabajar y a vivir una semana con un grupo de jóvenes, a la Sierra de Guerrero, a uno de los municipios más pobres del país, Cochoapa el Grande. La primera noche estrellada cuando miraba hacia lo alto, se me acercó un pequeño, así como van ahí, descalzos y mayormente sin camisa, le pregunté por Dios y me dijo casi sin pensarlo “Dios está allá arriba, pero no nos abraza”.
Hace algunas semanas, después de dos años, por segunda vez regresé a la sierra, ya no me encontré al niño pero si vi los cielos estrellados y pude ser testigo, con más fuerza aun, de la pobreza con que ahí se vive, una sensación de abandono y soledad, unas ganas enormes de salir adelante que se debilitan con la sensación del infortunio de estar donde hay muy poco o casi nada, o simplemente nada.
En Cochoapa lo tienen todo y a la vez no tienen nada, hay solidaridad y cariño, pero las distancias y la carencia los lleva a irse lejos; hay caminos, pero en mayoría son de tierra y montaña; hay comida, pero a veces no más allá de frijoles, arroz y tortilla; hay agua, pero no está entubada; hay aire limpio y cielo azul, pero algo apaga los sueños de grandeza; en la noche aparecen las estrellas pero en las mañanas se apagan y es por ello que aun los niños no descubren que si hay un Dios que los abraza.
Cochoapa es uno de los 81 municipios que conforman el estado de Guerrero, en el sur de México. Forma parte de la región de ‘La Montaña’, cuenta con 20,000 habitantes ubicados en 137 localidades y tiene el índice de desarrollo humano (IDH) más bajo del estado. Ha sido considerado por el Consejo Nacional de Población y por la Organización de las Naciones Unidas como el municipio más pobre y marginado del país.
Del total de la población del municipio, 15,449 personas hablan al menos una lengua indígena. Algunas de las lenguas indígenas que se hablan en el municipio son amuzgo, mixteco, zapoteco, mixe, tlapaneco y otras.
Según datos del INEGI el 75,81% de los habitantes mayores de 15 años son analfabetos, y el 98,63% no cuenta con servicios de salud. Respecto a los hogares: el 93,72 % no tiene baño ni drenaje; el 60,78% no tiene electricidad; el 57,67% carece de agua corriente, y en el 95,46% de las casas el piso es de tierra.
Desde hace 12 años EM, una organización de la sociedad civil, fundada por el padre Álvaro Lozano Platonoff, trabaja incansablemente en impulsar el desarrollo humano y material, de ese rincón del abandonado campo mexicano que es de Cochoapa, Guerrero.
Después de 12 años de trabajo EM es querido y conocido por los habitantes del municipio, en dos poblados, Itiatio y Dos Rios, tiene casa en las que viven los ingenieros y voluntarios, y desde ahí se atienden el resto de los poblados. En Itiaitio hay una empresa escuela desde la cual se impulsarán los emprendimientos que están llevando a cabo los habitantes de la zona.
Pero lo más importante y por mucho, es que después de 12 años de convivencia y presencia permanente, EM ha consolidado un modelo de ayuda de clase mundial un zapato a la medida de los habitantes de esa zona. Un modelo real y exitoso que -poniendo a la persona al centro para que decida y se comprometa- ayuda a resolver el grave problema del campo en México, que -dicho sea de paso- no podrá resolver solo ningún gobierno, hoy por hoy se trata de un problema que compromete a todos, también a la sociedad civil como es el caso de EM.
Los directivos, ingenieros y voluntarios de EM han encontrado un modelo de acompañamiento que, considerando la cultura milenaria propia del lugar, lo que pretende es descubrir y apoyar emprendimientos de los habitantes para que -lejos de un modelo asistencialista- logren crecer y madurar para convertirse en polos de progreso económico y modelos de una vida mejor.
Los habitantes del municipio que entrevistamos están cansados de salir a trabajar fuera, la lejanía de la familia y la soledad les cala, y empiezan a pensar en quedarse a trabajar sus tierras y así es como han nacido ya más de 25 emprendimientos, en los que EM ayuda, impulsa y financia parcialmente.
Cada emprendimiento consiste en el acompañamiento técnico, económico y comercial que EM brinda a los habitantes de Cochoapa que así lo deseen. Son los abrazos de Dios que están en marcha, pero que aquel pequeño no alcanza aun a sentir.
Tuvimos oportunidad de entrevistar a algunos de los emprendedores, casi todos jóvenes y decididos a triunfar, en una tierra y cultura donde el triunfo y el esfuerzo se pierde entre el calor y en la desidia.
Jacinto Martínez Ruiz, vive en Peña de Venado, una pequeña ranchería dentro del municipio. Su emprendimiento es avícola, él tiene gallinas y vende huevos. Hace un año, con la ayuda de EM compró 200 gallinas. La gallina pone un huevo diario y el huevo en esa zona del país se vende en $4 pesos. Jacinto nos dijo estar contento porque yo no tiene que abandonar a su familia por largas temporadas, ya no quiere ir más a los Estados Unidos.
El negocio de Jacinto se llama Avícola Peña y dice ofrecer huevo fresco de gallina libre en la montaña, si el gobierno municipal, estatal y federal se apresuran pavimentando los caminos será más sencillo ampliar su red de distribución. Él quiere en dos años tener más de 5 mil gallinas.

Para jacinto fue definitivo saber que EM estaba en la sierra y se enteró y confió en ellos porque los visitó en sus casas, tanto en Itiatio y como en dos Ríos.
Lo mismo le sucedió a Margarita, una chica de 16 años a la que su padre quiso casar hace 2 años, porque ahí la gente se casa por acuerdo económico de los padres; 200 mil pesos, cien cartones de cerveza y un becerro pueden definir una boda. En este caso Margarita se negó y busco el apoyo de su mama hace dos años, cuando apenas tenía 14 y su papa le preguntó:
- Y entonces, que es lo que vas a hacer si no quieres hacer lo que siempre se ha hecho aquí.
Ella respondió
- Voy a hacer pasteles
Margarita ya había oído hablar de EM y de que le podía apoyar con un horno y una batidora. A los pocos meses en la sierra se vendían, por rebanadas, los pasteles de Margarita. Llego a juntar varios miles de pesos y con eso terminó su prepa en Ometepec.
Ahora Margarita tiene casi 17 años y está decidida, porque así me lo dijo:
- Voy a estudiar medicina o enfermería en Chilpancingo o en Guerrero y voy a regresar con mi camioneta a trabajar en la sierra para ayudar a todos los de acá.
En Barranca Ocotera, otra de las rancherías de Cochoapa el Grande, hablamos con Fidel Flores, él tiene 22 años, 3 niñas y un sueño que se va haciendo realidad; siembra limones.
En Michoacán aprendió a trabajar limones, juntó un dinero y con un apoyo de EM compró en $30 pesos cada uno, 200 árboles de limón. Con la ayuda de los ingenieros de EM los va cuidando, fertilizando, podando y viendo crecer. Trabaja de la mano de EM en la construcción de un tanque de ferrocemento que recogerá agua de lluvia para que a los limones nunca les falte.
Fidel Flores sueña ya con recoger las 3 cosechas que por año puede dar un árbol de limón, que si está bien podado, abonado, desparasitado y regado, es hasta de 5 kg de limón por árbol y llevar a vender a $45 el kilo a los mercados de las cabeceras municipales.

Existen otros emprendimientos, un taller mecánico, una herrería, cosecha de fresas y así hasta juntar 25, que serían imposibles sin el trabajo profesional y entregado de los ingenieros y los voluntarios de EM, entre los que se encuentran Mónica, Fabia, Iván, Enrique y Eva, Magaly y otra Mónica, de Papantla Veracruz, que vive ahí desde hace casi dos años y como jefa de proyectos educativos, está ayudando a los niños y jóvenes a que se sientan siempre capaces de llevar adelante sus sueños. Mención especial al Ing. Oscar Tenopala García, tan profesional como el resto del equipo, pero al que su experiencia le da un toque especial de dirección, seguridad y liderazgo.
Finalmente, todo esto no sería posible sin la ayuda constante y desinteresada de personas físicas y morales que invierten y hacen posible el proyecto. Gracias especialmente a Arturo Zapata, que sin su ayuda y colaboración este documento no hubiera visto la luz.
Encuentro con México por los más necesitados A.C (EM) es una organización sin fines de lucro que surge por la inquietud de ofrecer mayores oportunidades en las comunidades que viven en extrema marginación en nuestro país, buscando que ellos sean los principales artífices del cambio, trabajamos a través de la metodología del desarrollo humano, la cual sitúa a las personas en el centro del desarrollo. Se trata, en este sentido, de que las personas desarrollen su potencial, aumenten sus posibilidades y disfruten de la libertad para vivir la vida que valoran, acompañándolos y ofreciéndoles procesos de promoción social, impulsamos la promoción humana de las personas en la comunidad con un modelo que, desde el emprendimiento, la educación y salud, consolida el modo de vida de los beneficiarios para que gocen de las condiciones necesarias para realizar sus sueños y salir del ciclo de subsistencia en el que viven por la falta de oportunidades.
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