El domingo 11 de junio, sesionó el Consejo Nacional de Morena. Finalmente pudimos conocer los detalles de las instrucciones que les dio el presidente en la cena a sus corcholatas, a la dirigencia del partido y a los gobernadores afines a la 4T. Reitero que vivimos una sucesión presidencial inédita, y creo que estamos presenciando una especie de “dedazo híbrido”, es decir, por una parte estamos viendo cómo el presidente pone las nuevas reglas del juego, y posteriormente la estructura del partido, junto con sus partidos aliados, dan paso a un proceso terso, sin sobresaltos ni rupturas, y lo más transparente posible, para designar a quien encabezará el siguiente gobierno de la Cuarta Transformación. Ya vimos la primera parte. Falta la segunda.

Los gritos de “¡unidad!” fueron ensordecedores y absolutamente todos los asistentes al Consejo lo repitieron una y otra vez. Y estuvo bien, es totalmente deseable que este proceso se desarrolle en unidad. Los lineamientos recibidos para realizar la segunda parte están muy claros: no hacer guerra sucia entre precandidatos, renunciar a sus cargos con fecha límite para hacerlo el 16 de junio, realizar una precampaña austera, acercándose a la gente, sin lujos ni dispendios, no acudir a los medios de comunicación contrarios a la 4T en el periodo de precampañas (19 de junio-27 de agosto), y finalmente pasar -el 28 de agosto- a la realización de las encuestas, que concluirán el 3 de septiembre, para conocer finalmente a la corcholata ganadora el 6 de septiembre. La línea de conducta personal del presidente AMLO está presente en cada lineamiento. Ojalá de verdad todas las corcholatas los siguieran, tengo mis dudas.

El proceso sucesorio, así fríamente considerado, está impecable. Solamente que falta un detalle importante: Morena y su dirigencia están divorciadas de sus bases militantes. Se han dedicado a hacer acuerdos cupulares sin intervención de la militancia. El año pasado presenciamos las peores prácticas para renovar todas las dirigencias del partido: la sustitución de las asambleas distritales que marca el estatuto, por “centros de votación”, el acarreo, coacción y compra del voto, y demás. La Convención Nacional Morenista (CNM) impugnó todos y cada uno de los procesos espurios sin resultados. La CNHJ del partido y el Tribunal electoral al final se hicieron uno solo y batearon a la Convención, encabezada por John Ackerman. La cereza en el pastel fue la aprobación de la continuación del encargo de Mario Delgado y Citlalli Hernández al frente del partido por un año más.

Ante esta situación de facto, la militancia de Morena encuadrada en la CNM hizo el pasado 9 de junio, previamente al Consejo, un llamado a la unidad. Pero no es un llamado a la “unidad a toda costa”. Es un llamado a la unidad, pero bajo los principios del movimiento, de los valores que nos dieron origen y que nos permitieron llevar al compañero AMLO a la presidencia de la República. Unidad, pero bajo el respeto a nuestra legalidad interna. Hasta el día de hoy, solamente Marcelo Ebrard Casaubon y Gerardo Fernández Noroña han aceptado reunirse con una delegación de la CNM.

El III Congreso Nacional de Morena, que se realizó en septiembre del año pasado, dentro de sus resolutivos, contempla un segundo transitorio, que señala que se creará una comisión formada por destacados intelectuales del partido, para elaborar el programa de gobierno 2024-2030, y que dicho programa debería de haberse publicado… ¡en diciembre del año pasado! Pero por diferencias entre las corcholatas mismas, ni siquiera la comisión ha podido ser integrada. Una vez definido ese programa, todas las corcholatas deberán suscribirlo. Es una vergüenza lo que está pasando, porque la definición del proyecto de gobierno 2024-2030 es de la mayor importancia. La Convención Nacional Morenista presentó públicamente su proyecto desde diciembre del año pasado, para su discusión, análisis y enriquecimiento por la militancia morenista de todo el país. Sigue en proceso de elaboración, y hoy lo somete orgullosamente a la consideración de todos los pre-precandidatos.

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Primero debe ser el proyecto, después debe venir la designación de la candidatura. La definición de tal proyecto, o programa de gobierno, no puede ser elaborado por cada candidato. Debe ser un proyecto elaborado por el movimiento para asegurar la continuidad y profundización de la Cuarta Transformación, no puede ser un proyecto individual, de acuerdo con las preferencias ideológicas o políticas de cada candidato. El proyecto 2024-2030 que ha propuesto el movimiento convencionista se puede consultar en el siguiente enlace: https://morenademocracia.mx/proyecto-de-nacion-2024-2030/

Hay que estar muy al pendiente del desarrollo de los próximos acontecimientos. Las “pre-precampañas” de los “pre-precandidatos” empiezan el lunes 19 de junio. ¿Qué programa van a presentar al pueblo?

Twitter: @Betopilas