Mucho se ha cuestionado a Claudia Sheinbaum por su respuesta ante la presión de Estados Unidos: la intervención hecha a tres instituciones financieras mexicanas señaladas por el Departamento del Tesoro; y luego, tras las declaraciones de Ovidio Guzmán en una corte de Chicago, así como las acusaciones del abogado del narcotraficante, Jeffrey Lichtman.

Instituciones bancarias

Respecto a las sanciones del Tesoro, Sheinbaum respondió que las acusaciones eran declaraciones sin pruebas. “Si existen evidencias, México actuará con firmeza; pero hasta ahora sólo se han recibido dichos”. Subrayando que México “no es piñata de nadie” y que la relación bilateral con EE. UU. se basa en igualdad, no en subordinación.

No obstante, esta posición retadora se vio matizada por la intervención inmediata de las tres instituciones sancionadas: Intercam, CIBanco y la Casa de Bolsa Vector, esta última vinculada a Alfonso Romo, jefe de la oficina de AMLO durante su presidencia. Las medidas, encabezadas por la CNBV, parecieron más una respuesta técnica, que una reafirmación de soberanía.

Ovidio

Sobre Ovidio Guzmán, quien se declaró culpable de cuatro cargos graves —entre ellos, conspiración de narcóticos y operación de una empresa criminal, además de ordenar asesinatos y secuestros—, Sheinbaum respondió: “No establecemos relación de contubernio con nadie”.

Lichtman, abogado de Ovidio la acusó de actuar como “relacionista pública de una organización narcotraficante” e hizo referencia al caso del general Salvador Cienfuegos, liberado por el gobierno de AMLO tras ser extraditado. Ante ello, la presidenta pidió a la FGR: “Es importante que se aclare todo el proceso, desde su detención hasta su liberación, y el papel que tuvo la Fiscalía”.

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No fue casual que la presidenta respondiera desde Sinaloa y acompañada por el gobernador Rubén Rocha Moya, quien está siendo investigado en Estados Unidos por su relación con el cártel del Chapo.

El mensaje fue directo: ni ella ni su gobierno entregarán a ningún funcionario o familiar del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Lejos de una reacción visceral, apunta a una estrategia calculada bajo la lógica de la teoría de juegos: el “juego de la gallina”, una señal clara a Estados Unidos de que no cederá, cueste lo que cueste.

Las vencidas

La presidenta también ha hecho concesiones, autorizó la persecución judicial contra Hernán Bermúdez Requena, exsecretario de seguridad pública de Tabasco durante el mandato de Adán Augusto López Hernández.

Un asunto que habían dejado crecer: el comandante de la 30 Zona Militar reveló que desde febrero existe una orden de aprehensión contra Bermúdez por presuntos vínculos con el grupo criminal “La Barredora”, ligado al CJNG. Además, reportes de inteligencia lo identifican como cómplice de huachicoleros que operaban en Dos Bocas. Ahora existe una ficha roja que ejecuta la Interpol en más de 100 países.

Sin embargo, Sheinbaum exoneró públicamente a Adán Augusto, quien nombró a Bermúdez y lo dejó en el cargo con su interino, Carlos Merino: “No, no se está investigando; de parte del gobierno no se ha pedido ninguna investigación (a Adán Augusto)”.

Al proteger a uno de los principales operadores políticos del obradorismo, refuerza el mensaje: el corazón de la 4T no se toca.

¿Qué la envalentona? ¿Qué la hace jugar este arriesgado pulso con Washington?

El fiscal carnal en el centro de todo

Primero, Gertz Manero ha sido omiso frente a denuncias graves que deberían investigarse de oficio. Desde octubre de 2022, inteligencia militar advertía sobre los nexos de Bermúdez con el CJNG. En noviembre de 2023, Javier May lo denunció públicamente, y en febrero de este año ya había una denuncia ante el MP. Y Gertz… Dejó que se fugara, en el mejor de los casos.

Alejandra Cuevas Morán, víctima directa del fiscal, lo ha resumido con crudeza: “Es el mismo hombre que exoneró a Cienfuegos y me encerró 528 días por un delito fabricado”. Gertz ha actuado más por venganza y obediencia al presidente que como un fiscal autónomo.

Su pasividad no se limita a Bermúdez, ha ignorado denuncias contra personajes de la élite morenista: Mario Delgado, Adán Augusto, Ricardo Monreal y los hijos de AMLO, así como los gobernadores Américo Villarreal, Alfonso Durazo y Rubén Rocha Moya.

Comercio bilateral

Segundo, su relación con los países del BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica). Si bien México no es miembro, participa como observador y mantiene abierta la posibilidad de adhesión. Esa carta permite a Claudia presionar diplomáticamente a EE. UU. con un mensaje implícito: si la relación se rompe, hay “alternativas” en el sur global.

Hasta ahora no hay señales de que algún morenista de alto nivel caiga tras las confesiones de Ovidio. Tampoco acciones visibles en la FGR por el huachicol, actividad que se ha convertido en brazo financiero del narcotráfico.

El escenario es riesgoso. En este juego de la gallina, ambas partes —México y Estados Unidos— van directo al choque. ¿Quién se va a rajar? Y peor, ¿quién pagará el precio de este enfrentamiento? ¿La justicia, la soberanía… O la población? ¿Todo por salvar a AMLO?

X: @diaz_manuel