Lo que debió haber sido un eje central desde el inicio de la administración del presidente AMLO, que es impulsar y promover el financiamiento al desarrollo del país, se presentó parcialmente ayer de manera conjunta por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), la Secretaría de Economía (SE), y Nacional Financiera (Nafin/Bancomext), en la forma de un “Esquema de financiamiento para potenciar la inversión en México (quedó pendiente el anuncio del “Tercer paquete de proyectos de Infraestructura”).

Fue una presentación relevante que deslució por la ausencia del titular de la SHCP, Rogelio Ramírez de la O (enfermo de Covid), y la titular de la SE, Tatiana Clouthier (de viaje por Canadá). El subsecretario del ramo de la SHCP, Gabriel Yorio, puso especial énfasis en la importancia que está teniendo la reubicación de cadenas de valor para la atracción de inversiones al país, en el contexto de un plan de financiamiento para empresas privadas, para vincular la reubicación de cadenas de suministro con la construcción del Corredor Interoceánico, y desarrollar el sur-sureste del país. Se busca incentivar y facilitar el “nearshoring”, o relocalización de empresas en cualquier parte de la República, pero con prioridad en el Istmo de Tehuantepec.

El vicepresidente de países del BID, Richard Martínez, anunció un paquete de financiamiento dirigido especialmente a PYMES, a través de una primera línea de crédito por 200 millones de dólares y 3 millones de dólares de recursos no reembolsables, que podrán accederse a través de la SE (y serán canalizados a través de Nafin), para, según dijo, “no solo aprovechar las oportunidades que representa la reconfiguración de cadenas de valor, sino crear las condiciones que permitan que la región sur-sureste del país se beneficie de esas oportunidades, en el corto, mediano y largo plazo”. Se ofreció colaboración en “términos de conocimiento, asistencia técnica, y de financiamiento”.

Para ello, se aprovecharán todas las capacidades del Grupo BID, que incluye acciones específicas del BID Invest (atención a necesidades de las PYMES) y el BID Lab (innovaciones para el crecimiento inclusivo y capacitación e impulso de capital humano); además de que se trabajará, según se dijo, en los sectores con mayor capacidad productiva identificados por la SE. En primera instancia, parecen estar bien alineados los incentivos, objetivos y mecanismos del programa.

Ventajas de México para el “nearshoring”

Gabriel Yorio citó el reciente estudio del BID que señala que, por la reubicación de empresas actualmente establecidas principalmente en China, se estima una ganancia potencial en el corto y mediano plazo de 35 mil millones de dólares para el país, que equivalen a 2.6% del PIB, derivado de nuevas exportaciones de mercancías, además de generarse 500 mil potenciales nuevos empleos (según datos de la SHCP).

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Según el BID, México es el país más competitivo de la región para captar el “nearshoring” por nuestra apertura comercial y los tratados con los que contamos, particularmente el T-MEC, y por la capacidad industrial, ubicación geográfica, riqueza de recursos naturales, el talento y capital humano.

Ya hay un impacto de consideración del “nearshoring” en el país, según las cifras que presentó Yorio:

  • En el primer trimestre de 2022, la demanda de espacios industriales aumentó 42% respecto al año pasado, y la tasa nacional de vacancia de naves industriales alcanzó su mínimo en 10 años, de 2.8%.
  • Hay 4.7 millones de m2 de construcción de espacios industriales (el doble del año pasado), y en el primer trimestre se inició la construcción de 82 naves industriales que suman 11.4 millones de m2.

Para potenciar la inversión, se instalarán 10 polos de desarrollo en el Istmo de Tehuantepec, a partir de 2023, y habrá incentivos fiscales en las actividades comerciales, el ISR y el IVA, para las empresas que ahí se instalen, para, según mencionó Yorio, “acelerar la inversión en el corredor”. Algo parecido a las Zonas Económicas Especiales (ZEE), que se promovieron el sexenio pasado.

Estos 10 polos industriales en el Corredor Interoceánico se prevé que produzcan una inversión de 9,200 millones de dólares y que generen 150,000 empleos en los estados del sur-sureste.

Con el apoyo del BID a las PYMES, se busca que los beneficios del “nearshoring” vayan más allá de los que resultan de manera directa de la instalación de nuevas empresas en el país, ya que se abren oportunidades para que las PYMES se inserten como proveedoras en las cadenas de suministro.

No todo lo que brilla es oro

El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec es un proyecto que contempla la rehabilitación del ferrocarril del Istmo y del área de carga en aeropuertos en Ixtepec y Minatitlán, la modernización de los puertos de Salina Cruz en Oaxaca y Coatzacoalcos en Veracruz, y obras de desarrollo industrial en el sur-sureste del país, para crear mayor conectividad y facilitar el comercio, no solo en el país, sino para la región de Norteamérica, para que tenga acceso al mercado comercial Asia-Pacífico, Sudamérica y Europa.

El proyecto es claro, pero la información sobre los avances de la obra no lo han sido. Son muchas las expectativas creadas, y pocos los informes sobre los avances de obra. Se ha dicho que lleva un 65% de avance en su totalidad y que se inaugurará por fases. Las vías del tren deberían estar listas en junio de este 2022 y las terminales de contenedores en 2023. Pero no hay reportes suficientes que acrediten el tiempo y forma en que se inaugurarán las obras.

Ayer, S&P Global Ratings ratificó la calificación de México en ‘BBB’, mejorando la perspectiva de “negativa” a “estable”, principalmente por la estabilidad fiscal que reconocen en el país, lo que aleja la posibilidad de perder el grado de inversión en los próximos 12 a 18 meses. Entre los factores que podrían impactar la calificación a la baja destaca el que hubieran “retrocesos en la gestión macroeconómica o en el dialogo entre los socios del T-MEC que impacten la posición comercial del país”. En ese sentido, esta administración no se puede dar el lujo de seguir deteriorando la relación comercial con la región de Norteamérica por lo que, como dijo Yorio, debe tomarse en serio que “con las inversiones en conectividad y facilitación comercial, se debe apoyar al T-MEC para que la región de libre comercio sea más fuerte”.

En el caso del desarrollo del sur-sureste del país, estructuralmente, a partir del apalancamiento y apuntalamiento del BID, si el gobierno opera con transparencia y cumple los objetivos planteados en conjunto, pudiera ser que efectivamente el proyecto del Corredor Interoceánico pudiera lograr un efecto multiplicador, para potenciar la inversión, y a partir de ello impulsar crecimiento económico y desarrollo en el país.

Sin embargo, el principal acompañamiento debe darse de parte del presidente AMLO, en el cumplimiento de un Estado de Derecho que debe dejar de vulnerar, para crear las condiciones de certidumbre, confianza y credibilidad que atraigan la inversión al país.

Como lo señaló Alejandro Werner, director del Georgetown Americas Institute, “si México no aprovecha las oportunidades del reacomodo de las cadenas globales de valor, sumado a la falta de empleos, disponibilidad energética, y las altas regulaciones (trámites) y (la falta de) un estado de derecho, el país enfrentará una atonía (o debilidad) económica generando así una vulnerabilidad financiera”.

Es imprescindible “mejorar el estado de derecho, garantizar el suministro de energía (electricidad), a las nuevas firmas que piensan en establecerse en México para producir (durante) los próximos 15 años, ya que de no hacerlo no llegarán las inversiones”, y no se tendrá capacidad de generar el crecimiento económico que le urge al país. El Corredor Interoceánico podría ser así, otro megaproyecto más de la 4T, en riesgo de convertirse en elefante blanco.