La reforma al poder judicial se ha convertido en el punto de quiebre al interior del “movimiento” obradorista, entre los duros y los mafiosos, entre los porros y los corruptos y frente a quienes a toda costa quieren debilitar al poder ejecutivo.
Algo debe quedar claro, el debate en torno a este tema no está entre la oposición que realmente no existe, ni entre académicos, juristas, jueces y magistrados que han intentado darle un sentido a la reforma, pero han sido ignorados.
El verdadero debate se da en la disputa por el poder del movimiento obradorista, en su urgencia de impunidad, en su ambición y en las profundas diferencias que hay entre los distintos grupos que componen a este monstruo llamado Morena.
Primeras veces
Me parece importante hacer una reflexión.
Por primera vez en el México posrevolucionario quien ocupa la presidencia no viene de la tradición priista.
El último personaje que aspiró a la presidencia y que marcaba un cambio político democrático para el país, fue Luis Donaldo Colosio.
Consideremos, Claudia nunca militó en el PRI, ella no tiene esa herencia, sin embargo, al igual que Luis Donaldo, se enfrenta la clase política que se siente dueña de la nación, esa clase a la que pertenecen AMLO, Beltrones, Monreal, Dante Delgado, Bartlett, Salinas, Adán Augusto López, Manuel Velasco, Marcelo Ebrard y hasta el mismo Cuauhtémoc Cárdenas.
Ni Claudia ni Luis Donaldo surgieron de ser porros o mercenarios, como Gerardo Fernández Noroña, Martí Batres, René Bejarano o Dolores Padierna entre otros, que siempre estuvieron a las órdenes de los políticos priistas.
Claudia es producto de la educación, que alcanzó el grado doctoral, de ahí que se le reconozca como científica, un punto que hace diferencia de todos los priistas mafiosos y corruptos que ven con temor su gobierno, porque, desde su perspectiva, lo ven como si hubiera llegado Colosio.
La reforma al poder judicial
A dicha reforma la impulsan dos impresentables, Ricardo Monreal, un personaje acusado de vínculos con el crimen organizado, que agarraron a su chofer con cantidades groseras de efectivo presuntamente destinado al apoyo de la campaña de Delfina Gómez, protegido por Eruviel Ávila, y que a su director jurídico, lo exhibieron con grandes sumas de dinero en la cajuela de su auto, del que nunca aclaró su procedencia y más recientemente, quiso imponer a toda costa a su hija en la Alcaldía Cuauhtémoc.
Y, el otro impresentable, Adán Augusto López, un político que se formó a la sombra de Manuel Gurría Ordóñez, exgobernador tabasqueño y financiero de Carlos Hank González patriarca del temido Grupo Atlacomulco y que el sexenio pasado se consumó como el “gatillero” de Andrés Manuel.
La terrible propuesta
Tan grave es, que causa hilaridad, pero en el fondo es de lo más preocupante: por un lado trata de someter al poder judicial al legislativo, y por otro, someter al poder ejecutivo, es decir a la presidenta a los designios de un Congreso manejado por Morena.
Al final, la propuesta presentada por Adán Augusto en el Senado tuvo que ser, como se dice coloquialmente, descafeinada, pero puso en evidencia la lucha al interior del grupo en el poder.
¿Cómo explicar el desplegado del líder del PVEM, Arturo Escobar y Vega que asegura que su partido rechaza la iniciativa de Monreal y Adán Augusto de la supremacía constitucional?
Y peor aún, en respuesta, Monreal y Adán salieron a decir que tras su aprobación en comisiones -y para que no quede duda de su autoritarismo- a petición del Partido Verde, se discutiría en el pleno de la cámara alta la iniciativa de Morena con la que se busca impedir que cualquier reforma a la carta magna sea impugnada.
El miedo no anda en burro
Si este gobierno no claudica, si no se somete, realmente podrá llegar a ser el cambio tan esperado en nuestra nación.
Ahora es cuando se tiene una verdadera oportunidad de cambiar y realmente sacar al PRI o bien, dejar que se estanque otra vez 70 años con Morena.
X: @diaz_manuel