Yaretzi Hernández tenía 18 años y era estudiante de la UNAM. Fatídicamente viajaba en el metro el sábado pasado, donde perdió la vida en el terrible accidente ocurrido en la Línea 3
Su deceso nos duele a todos.
Yaretzi tenía la edad de mi hija, era universitaria como mi hija. Entiendo perfectamente el dolor de sus padres, familiares y amigos, quienes hoy tuvieron que depositar los restos de la joven en su última morada. Nadie quiere vivir una tragedia así y nadie la merece.
Las autoridades capitalinas han estado acompañando a sus deudos en este terrible proceso. Luego de confirmar que había muerto una persona en el accidente Claudia Sheinbaum dijo que se haría cargo de los funerales y visitó a la familia de la chica para brindarles el apoyo necesario en tan difícil trance.
Ayer domingo, además, la jefa de gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, ofreció detalles del accidente a los medios de comunicación. En tono tajante aseguró:
“Nuestra prioridad son las víctimas y se va a hacer justicia. Hay una investigación de la Fiscalía General de Justicia, están los peritos, se llegará a las últimas consecuencias”.
Asimismo, dio a conocer que fue separado de su cargo el subdirector de operaciones del Metro.
El caos de la información
Los familiares y amigos de Yaretzi han vivido las horas más amargas. Los detalles de su fallecimiento no se han dado a conocer y no considero necesario que se haga, incluso la misma Claudia Sheinbaum dijo que por respeto a la víctima y a sus deudos prefería no profundizar en ello.
Pero el caos de la información y la inmediatez de la misma en la actualidad hace que los datos circulen, las imágenes se amontonen y exista confusión.
En un primer momento, sin saber si había víctimas mortales, se supo que el conductor era quien tenía heridas más graves. Se habló de 20 heridos y de personas que no podían ser rescatadas.
Hoy sabemos que el número de heridos rebasa el centenar.
Conforme los minutos corrieron se habló de una mujer fallecida, cuya edad no se dio a conocer o se dio de forma equivocada.
Quienes tenemos camino recorrido en los medios informativos, si somos prudentes, preferimos esperar datos precisos para abordar el tema con la debida seriedad. Sin embargo, nos llegamos a equivocar.
En mi columna anterior escribí que el deceso era de la conductora del vagón, por lo cual me disculpo.
Fue Yaretzi quien perdió la vida y desde aquí, abrazo a sus deudos.
Sabemos que esta terrible pérdida hace que sus compañeros, amigos y familiares estén convocando a movilizaciones para exigir justicia, lo cual es aceptable, válido, respetable.
Tanto ellos como todos nosotros queremos que el metro, principal medio de transporte en la capital, esté en perfectas condiciones porque de lo contrario la vida de las cuatro millones de personas que lo utilizan a diario, está en riesgo.
El gobierno de la Ciudad de México deberá en los días y meses próximos acompañar a los heridos, hacer peritajes, dar con los responsables.
Ya hay un funcionario separado de su cargo, de quien sabemos fue la misma Claudia Sheinbaum quien pidió su renuncia para no entorpecer las investigaciones.
El subdirector del metro, según consignan algunos portales noticiosos, había sido alertado de una falla en el tramo Potrero-La Raza, justo donde el accidente ocurrió.
El reporte fue hecho el día anterior a la tragedia. No sabemos si el funcionario removido de su cargo desatendió el problema o si justamente por omisión debió ser retirado, pero sí sabemos que de ser responsable, pagará conforme las autoridades dictaminen.
Hoy la exigencia de la ciudadanía es que se evite que un nuevo desastre vuelva a ocurrir. Y esperemos que en verdad no ocurra.
La doctora Claudia Sheinbaum como responsable de la Ciudad de México está haciendo lo que debe y solo queda esperar el resultado de las investigaciones. Estemos atentos.