Un nuevo foco de tensión sanitaria y comercial ha surgido entre México y Estados Unidos tras la reaparición del gusano barrenador del ganado (Cochliomyia hominivorax) en regiones del sur mexicano, lo que ha despertado preocupación en autoridades estadounidenses por el riesgo de reintroducción del parásito en su territorio.
El gusano barrenador, una plaga erradicada en Estados Unidos desde 2003 gracias a un programa binacional de control, representa una seria amenaza para la ganadería, ya que ataca a animales de sangre caliente —incluidos humanos en casos extremos— causando heridas profundas que pueden llevar a la muerte si no se tratan. La mosca hembra deposita sus huevos en heridas abiertas, y las larvas se alimentan del tejido vivo del hospedador.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) ha elevado sus alertas sanitarias y exigido al gobierno mexicano reforzar las medidas de vigilancia y contención, especialmente en los estados fronterizos del norte como Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas. Por su parte, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA) de México ha confirmado la detección de brotes en zonas rurales del sur del país, principalmente en Chiapas y Oaxaca.
En respuesta, SENASICA activó protocolos de emergencia y está intensificando el uso del método de liberación de insectos estériles (SIT), una técnica biológica que impide la reproducción del parásito. Sin embargo, autoridades estadounidenses consideran que las medidas aún no son suficientes y han expresado su inquietud por el posible impacto económico si el gusano reingresa a su territorio, lo que podría derivar en restricciones a las exportaciones ganaderas mexicanas.
Este incidente amenaza con tensar aún más las relaciones bilaterales en materia comercial, particularmente en el rubro agroalimentario. México exporta más de 1.3 millones de cabezas de ganado bovino al año a Estados Unidos, y un eventual cierre de fronteras por razones sanitarias podría afectar a miles de productores mexicanos.
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) ha solicitado cooperación técnica y financiera a Washington para reforzar el cordón sanitario en la región sur, pero hasta ahora no se ha formalizado un nuevo acuerdo binacional. Mientras tanto, asociaciones ganaderas mexicanas urgen una solución inmediata, pues temen perder mercados clave ante la presión de los estándares fitosanitarios internacionales.
Expertos en salud animal señalan que el gusano barrenador no reconoce fronteras y que la única vía efectiva para erradicarlo es la cooperación regional sostenida. “Lo que se necesita no es confrontación, sino colaboración científica, logística y financiera. Ya lo logramos una vez, podemos hacerlo de nuevo”, declaró un exfuncionario del programa original de erradicación.
El gusano barrenador no solo representa un desafío sanitario, sino también una prueba para la capacidad de diálogo y cooperación entre dos países con una relación comercial profundamente interdependiente.