Por Juan Rubio

“…los sueños de un sindicalismo independiente se rompen, cuando las prácticas de siempre regresan!”

Ello implica necesariamente la lucha constante en contra del corporativismo, que históricamente en México, ha tenido un papel primordial en cuanto el control sobre la población trabajadora y la descomposición de la vida sindical. Históricamente este fenómeno se suscitó a través de las tradicionales centrales obreras como la propia CTM, organizaciones que solo se encontraban al servicio del patrón.

El caso de la industria automotriz es un micro universo en sí, el cual guarda particularidades históricas muy particulares, ya que por un lado se encuentra el mayor ejemplo de vanguardia sindical, con el Sindicato Independiente de Trabajadores Volkswagen de México, quienes a la fecha marcan la pauta para las revisiones salariales anuales de la industria. Asimismo y de manera contraria podemos encontrar ejemplos de grandes fracasos y represión de experiencias en la industria como lo fue el ejemplo de Ford en los 80´s, Honda y el Sindicato de Trabajadores Unidos de Honda de México (STUHM) la decada pasada, ó el cambio de un sindicato charro por otro igual o peor como lo fue en Nissan México Planta San Luis, cuando mediante un movimiento de recuento apoyado abiertamente por la empresa, el Contrato Colectivo dejo de ser administrado por la CTM y “paso a manos” de la CATEM.

Ante tal escenario, y de la mano con las grandes transformaciones que vive el país, en el caso de General Motors México, Planta Silao, los trabajadores decidieron organizarse en una propuesta sindical, que rompiera con las anteriores prácticas corporativas propias de los sindicatos arriba mencionados o también conocidos como charros.

La organización emanada de los propios trabajadores, se realizó en un contexto de dominio político de los grandes monopolios nacionales como extranjeros, sobre cualquier esfuerzo independiente de organización, lamentablemente y como se ha venido observando cada vez de manera más frecuente, este esfuerzo ha sido traicionado y ha sido tomado por un nuevo grupo corporativo y charro, que ha utilizado la obtención de la administración del Contrato Colectivo de Trabajo para favorecerse de los intereses de la propia empresa, llegando al extremo, de desembocar en el control y la represión sobre los que construyeron una organización sindical legítima dé y para los trabajadores.

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Es realmente decepcionante que Alejandra Morales Reynoso, actual Secretaria General del Sindicato Independiente de Trabajadores y Trabajadoras de la Industria Automotriz mejor conocido como (SINTTIA), misma que fue electa de manera democrática por ellos mismos, ajena a la voluntad de la mayoría, no solo ha fraccionado al comité, sino que creando un grupo de “elite”, una cúpula siniestra, que está más preocupada por ser aceptada por su “autonombrado asesor”, que por escuchar todas las voces de los trabajadores de la planta.

Con prácticas propias de los charros, no solo se ha encargado difamar a cualquier voz que no se subordine a los intereses de ella y del “asesor sindical y su organización”, ya que para ellos es más importante andarse exhibiendo en foros y eventos alrededor del país y aun en el extranjero, claro para obtener recursos económicos para esta Asociación Civil, engañando a las honestas organizaciones sindicales canadienses, pero de manera paralela negociando con la empresa canonjías, recursos extraordinarios y hasta vehículos que son utilizados por ellos para su vida personal.

Tristemente cualquier voz que se ha atrevido siquiera a cuestionar sus prácticas, es tachada de “cetemista”, de boicoteadora, etc., descalificando cualquier tipo de cuestionamiento, aún y cuando sus prácticas sean en contra de los propios agremiados. Un ejemplo de ello, es el tratar de dar de baja a un compañero del propio Comité del Sindicato, con el argumento de: “¡Se quedó dormido en su escritorio!”, comportándose nuestra organización peor que un capataz de la empresa. Cuando en el fondo, el “único pecado” cometido por el compañero fue criticar el actuar de la Secretaría General y su asesor, quien por cierto en su vida nunca ha trabajado.

Las denuncias a estas prácticas, que son propias de represores y charros, son ajenas al espíritu de la Reforma Laboral, se han hecho públicas, no solo para todos los trabajadores de General Motors, sino de conocimiento para las organizaciones obreras internacionales.

Es triste que la realidad haya alcanzado a los trabajadores de General Motors México, Planta Silao, pero es claro que los sueños de un sindicalismo independiente se rompen, cuando las prácticas de siempre regresan, los charros cambian de caras y de nombre, pero su esencia de clase sigue siendo la misma. Es vergonzante reconocerlo, pero el sueño que se hizo pesadilla en General Motors.

Colaboración especial para SDPnoticias de agendapropia.mx, portal especializado en asuntos sindicales