A pesar de lo que algunos críticos señalan, hasta ahora los factores macroeconómicos permanecen estables porque AMLO tuvo el acierto de no tocar los fundamentos de la política macroeconómica que le heredó el “neoliberalismo”, la política fiscal que dejó Luis Videgaray y ha respetado la autonomía del Banco de México.

El problema está en otro lado, en acciones y decisiones que no tienen ni pies ni cabeza y que representan un barril sin fondo en el presupuesto, algo que de no corregirse, pese a que se ha mantenido disciplina fiscal, provocará que no se logre mantener la estabilidad y el país caerá en espiral hacia una severa crisis, con aumento desmedido de la deuda, parálisis económica y perderemos la capacidad de atraer a la inversión productiva.

Estable, pero sin expectativas

Miguel de la Madrid asumió el poder después de la peor crisis económica registrada hasta ese momento. Aún en bancarrota, el país inició un proceso de apertura económica y comercial enfocado a la diversificación de las exportaciones y que hasta hoy nos posiciona a nivel mundial.

Según datos del Banco de México, en 2021 las exportaciones de bienes y servicios sumaron más de 465 mil millones de dólares, equivalentes al 49% del PIB nacional, con la producción mexicana totalmente integrada a las cadenas globales de valor. Dichas exportaciones representaron el 37.9% del total de la región Latinoamérica y nos consolidaron como la principal potencia exportadora, particularmente en manufacturas de media y alta tecnología.

Recuperación de la pandemia

Mientras muchos países considerados en “vías de desarrollo” o los llamados del Brexit, están saliendo adelante pese a la guerra y después de la pandemia, México se mantiene estable, pero sin expectativas.

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En 2018 éramos la economía 12 a nivel mundial y hoy estamos en la 15 y con menores perspectivas que otros países.

Los caprichos cuestan

El capricho del Tren Maya, sin concluirse ya lleva gastado cuatro veces su presupuesto inicial y la expectativa de que la obra llevará progreso y bienestar para las comunidades por donde pasará es prácticamente nulo.

En la refinería de Dos Bocas, llevan gastados más de 22 mil millones y el retorno de la inversión se calcula en más de 50 años; cuando seguramente las energías verdes predominen en el mundo. En pocas palabras, otro capricho de AMLO sin ningún sentido, económico, social ni comercial.

Después de año y medio a lo más que aspira el AIFA es a convertirse en un aeropuerto de complemento mínimo para la carga, principalmente en mensajería y de pasajeros locales en rutas desgastadas o poco rentables.

Faltó “ponerse las pilas”

Aunque México reúne todas las características para llegar a ser una potencia mundial en materia de energía, con una privilegiada situación geográfica en la región más dinámica del mundo, ser vecino de Estados Unidos, una de las economías más importantes y contar con todas las condiciones para capitalizar el nearshoring; para ello requiere garantizar a los inversionistas el abasto de energía sustentable y suficiente, de lo contrario, se irán a otras partes como Bangladesh, Vietnam o Malasia.

Lamentablemente, AMLO ha dilapidado los recursos públicos en construir obras faraónicas e inútiles y le ha faltado visión en el tema de la generación de energías.

Desde que llegó canceló la inversión en transmisión y distribución de la CFE, frenó las subastas de generación eléctrica y existen otras tantas que no pueden operar porque la red de transmisión de CFE no tiene capacidad suficiente, es decir, la energía que generan no se puede “subir”.

Las consecuencias

Ahora bien, si ante la demanda de energía en esta ola de calor, la red se desquicia y los apagones están a la orden del día ¿cómo garantizaremos a las empresas que lleguen a establecerse en México energía suficiente para desarrollar sus procesos de producción?

Y del tema de generar energías limpias baratas y sustentables que hoy por hoy se exigen en el comercio mundial, mejor ni hablamos.

Sin embargo, AMLO sigue con lo mismo, asegura que Dos Bocas producirá gasolina con combustóleo, algo altamente contaminante, extremadamente caro y con un mercado que cada vez es más reducido.

Antes de que esté lista, esa refinería ya es un elefante blanco; el AIFA no solucionó nada y el Tren Maya, solo vino a devastar la selva maya.

Si el “tapado”, la “corcholata” o quien el dedo “del señor” designe, no quiere que el país colapse entre sus manos, tendrá el mayor reto de la historia: Cambiar las ocurrencias de Andrés por verdaderas políticas públicas.

Twitter: @diaz_manuel