Por El Pordiosero
Con la muerte de Carlos Romero Dechamps, exdirigente de petroleros desaparece de manera inexorable una etapa del México en la que, los sindicatos eran parte fundamental en las campañas políticas, en especial por la presidencia de la República. Excepto maestros, IMSS y las secciones sindicales más numerosas del SUTGCDMX que se han manifestado partidarias de la doctora Claudia Sheinbaum y de Omar García Harfuch, ninguna otra organización laboral ha hecho públicas sus simpatías por alguna de las virtuales candidatas presidenciales o por los precandidatos a la jefatura de gobierno de la capital del país.
Hace unos cuantos años, el llamado movimiento obrero organizado del país, con la CTM al frente, era la columna vertebral en la que se apoyaban las campañas políticas, por la capacidad de movilización que tenían. Los sindicatos son, por naturaleza, organizaciones políticas.
Los petroleros, maestros, ferrocarrileros, azucareros, trabajadores de las Secretarías de Agricultura y Recursos Hidráulicos y de Comunicaciones y Transportes, FSTSE, CROC, electricistas del SUTERM, y mineros, eran fundamentales para que un candidato exhibiera apoyo popular.
En junio de 1997, con la muerte de Fidel Velázquez, el debilitamiento del movimiento obrero organizado se aceleró. Apenas una década atrás, el indiscutible líder de la poderosa CTM recibió en sus oficinas la visita Carlos Salinas de Gortari, una tarde previa a su destape como candidato presidencial del PRI.
El histórico triunfo en 1988 de Porfirio Muñoz Ledo (qepd) e Ifigenia Martínez en el entonces Distrito Federal por el Senado de la República, se tradujo en una derrota contundente de Joaquín Gamboa Pascoe (qepd), el soberbio dirigente de la CTM en la capital del país.
Todavía el candidato presidencial del PRI, Ernesto Zedillo recibió el respaldo de la CTM en el auditorio “Fernando Amilpa Rivera”.
Con la desaparición de Fidel Velázquez, la pulverización de la hasta entonces más importante central obrera, se aceleró. En 2005, la muerte de Leonardo Rodríguez Alcaine y la designación de Gamboa Pascoe como su sucesor, la condenó a la intrascendencia que se materializó con su actual dirigente, Carlos Aceves del Olmo.
¿Perdieron los grandes sindicatos capacidad de movilización?
En realidad, no.
Pero frente a la persecución que varios de sus dirigentes enfrentaron con acusaciones de corrupción, los orilló a modificar sus estrategias políticas. Los dirigentes petroleros Joaquín “La Quina” Hernández Galicia, Salvador Barragán Camacho y José Sosa -quienes se dice simpatizaron con la primera candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas-, fueron encarcelados, y Carlos Jongitud Barrios fue obligado a retirarse del liderazgo de los maestros.
A la desaparición de dirigentes como Alberto Juárez Blancas, Ignacio Cuauhtémoc Paleta, José María Martínez, Venus Rey, entre otros muchos más, se sumaron tendencias económicas mundiales que influyeron en el debilitamiento de los sindicatos.
En el sindicalismo burocrático, en mayo de 1999 una jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación abrió la puerta a la organización de nuevos sindicatos en las dependencias públicas, mientras algunos grandes como los de las secretarías de agricultura -en su mejor momento tuvo 172 mil agremiados- y comunicaciones -con una membresía de 140 mil afiliados- fueron achicándose hasta números insignificantes.
En México, la pluralidad política terminó con el corporativismo sindical priista. En las elecciones de 2018, el dirigente de la CTM, Carlos Aceves del Olmo, pudo ser senador por la vía plurinominal -en 1982 esa central tuvo 50 diputados federales y 14 senadores, además de gubernaturas y diversas posiciones en la administración pública-.
En 2013 Elba Esther Gordillo enfrentó diversas acusaciones que la llevaron a la cárcel, por lo que fue retirada de la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Pese a que Alfonso Cepeda Salas carece de la sabiduría política de ella, se sumó a la virtual candidata presidencial de Morena, llamándola, en un acto público, amiga del magisterio. Una adhesión nada despreciable, porque representa a un millón 200 mil trabajadores.
También el sindicato del IMSS -con unos 400 mil afiliados, el segundo en membresía del país- se definió por la precandidatura presidencial de la doctora Sheinbaum.
Si bien el senador Napoleón Gómez Urrutia ha dejado ver con timidez que es partidario de la candidatura presidencial de la ex jefa de gobierno de la CDMX, mantiene una presencia distante, en SUMA, la organización en la que confluyen sindicatos -tranviarios, INVI y las 10 secciones del SUTGCDMX, entre los más importantes- y organizaciones del Movimiento Urbano Popular.
Tampoco petroleros, azucareros, CTM, electricistas del SUTERM, CROC, ni los sindicatos de IMSS e ISSSTE, han dado muestras de simpatizar con alguno de los precandidatos.
Del histórico movimiento obrero organizado, solo sobrevive Joel Ayala Almeida, presidente de la FSTSE (Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado), quien en 2019 renunció al PRI por el que fue senador dos veces y tres diputado federal, no ha tomado posiciones políticas. Tampoco lo ha hecho su sindicato de origen, el de la Secretaría de Salud, que cuenta con unos 350 mil afiliados.
En el caso de Omar García Harfuch, aspirante a ser candidato a la jefatura de gobierno de la capital, recibió el apoyo público de Hugo Alonso Ortiz, secretario general de la sección 1 “Limpia y transportes” del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México (SUTGCDMX) y otros 9 dirigentes seccionales. También se han manifestado en favor de la segura candidatura presidencial de la doctora Claudia Sheinbaum.
Las secciones que encabeza Alonso Ortiz agremian a casi 60 mil de los 100 mil trabajadores de base de la CDMX. En apoyo a la doctora Sheinbaum y García Harfuch, han mostrado una gran capacidad de convocatoria.
Ese grupo, en el que destacan liderazgos como los de Miguel Ángel Estrada Manzo, Miguel Ángel Reyes Guerrero, Javier Gaytán González, María Dolores Ortiz Escobedo, Héctor Castelán Moreno, Alejandro Marín Rangel, Benigno Martínez Escalante, Alberto Gervasio Zamora y Ramon Víctor Alvarado Ruiz, puede ser la diferencia que defina quién será el candidato o candidata a la jefatura de gobierno de la ciudad en las elecciones de junio de 2024. Así de importante puede ser la influencia sindical.
Y, por cierto, los sindicatos no fueron invitado -salvo Pedro Haces-, el martes 24 de octubre, al Estadio Azul que “lució semivacío”, a un evento de unidad, el cual, por la falta de asistentes, fue suspendido por la doctora Sheinbaum. Los responsables fueron, entre otros, Eduardo Santillán, Estela Damián, Carlos Castillo, Roberto Candis, el senador Gabriel García, Francisco Chiguil, Armando Quintero, Víctor Tomo, Judith Venegas, Berenice Hernández, Carlos Ullos, Evelyn Parra, Juan Carlos Acosta y Alfonso Flores.
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